CAPITULO III Revere
Luego de salir de la oficina de J, que no era la que había visto la primera vez, sino una mucho más bonita - definitivamente quien no supiera que tenia que buscar allí nunca sospecharía de que se trataba de algo ilegal, esa sensación de hacer las cosas al margen de la ley me hacia sentir como toda una espía-. Fue solo cuestión de pocas horas que todo lo que teníamos que tener con nosotros estuviera listo y ya entregado.
Mientras bajábamos en el ascensor Edward empezó a hacer la llamadas pertinentes, al aeropuerto para conseguir pasajes de regreso a donde habíamos dejado a los demás, le había indicado una joven que estaba por salir un vuelo en apenas una hora, que podíamos alcanzar a tener asientos en este, y marco también a Alice, para que supiera que ya estábamos en camino y que fuera en carro hasta el aeropuerto de Boston para llevarnos a Revere, no estaba entre nuestros planes correr a la nueva casa, teníamos que ser prudentes hasta que supiéramos la mecánica del nuevo pueblo.
En el aeropuerto hicimos entrega del carro, que habíamos rentado temprano. Llegamos con bastante tiempo, así que quedaban unos cuarentas minutos antes de despegar, los vuelos nacionales son más rápidos a la hora de despegar que los internacionales, eso me consolaba, pronto estaríamos en nuestra nueva casa. Compramos algunas revistas y un par de botellas de agua, son costumbres que tienen las personas antes de volar, por algún motivo no pueden evitar ver una tienda de recuerdos o algún lugar donde comprar cualquier cosa para dirigirse a gastar dinero; a nosotros nos hubiese bastado con simplemente estar tomados de manos en algún sitio a la espera de abordar, pero era necesario parecer normales. Normales, normales, normales esas palabras se repetían una y otra vez, tenia que recordar todo lo que ya había visto y estudiado, lo que me habían dicho los demás en cuanto a parecer normal, me recordaba constantemente parpadear por lo menos tres veces por minuto.
El vuelo paso muy rápido, pude ver por la ventanilla como anochecía y el cielo se tornaba en esas tonalidades tan fascinantes de naranjas y violetas, me daba cuenta de cómo los colores se mezclaban y separaban; para mis ojos, al igual que para los ojos de Edward, estos colores parecían tener una forma que hubiera podido tocar, pero era una mera ilusión. Abroche mi cinturón cuando el piloto anuncio que estábamos por aterrizar. Tenia sentimientos contrariados, la emoción de ver a mi familia, después de estas horas separados; o volver a pensar en lo que estaba pasando con la relación de Jacob y Nessie, ese ultimo pensamiento pudo más que yo, así que mostré mi intensión, al bajar del avión en Boston, de caminar a un ritmo lo suficientemente lento como para pasar por humano, moviéndome en una especie de procesión junto a todos los demás pasajeros; en el corredor a la salida de los vuelos nacionales se veían carteles que mostraban la dirección que debíamos tomar, el celular plateado en el bolsillo de la chaqueta de Edward sonó solo un par de veces, hasta él se movía más lento para encajar en el ritmo que tenían los que estaban en nuestro entorno.
-“Aló- dijo como si no supiera quien era- ¿Alice?, bien. Si ya hemos aterrizamos, estamos en la salida… mmm…- miro a los lados como si realmente necesitara las instrucciones- en la salida noreste, espéranos en la entrada por favor.
- “Y el Oscar es para…”- dije tan bajo que sabia que solo él podía escuchar, con una sonrisa a medio dibujar, mientras seguía mi camino
Me dedico una sonrisa y siguió guiándome entre la masa de gente que se movía en todas direcciones dentro del aeropuerto. Ya en la salida no tuvimos que preguntarnos donde estaba Alice esperando por nosotros, yo buscaba entre los carros cualquiera que pareciera muy rápido y verdaderamente llamativo, mientras también usaba mi olfato para buscar la esencia conocida a la perfección entre tanto aroma a sangre humana; sabia que Edward hacia lo mismo para encontrar a su hermana. De pronto sentí en su pecho un leve gruñido, que fue ahoga por una risa de resignación, voltee a ver que pasaba por su cabeza.
- “No había pensado en esto, pero ahora voy a tener que escuchar comentarios como este más a menudo”- Se decía así mismo.
- Levante una de mis cejas- “¿A que te refieres?”
- “A ninguno aquí le importaría que fueras una asesina, siempre y cuando pudieran morir a mano de tus encantos”- ponía su cuerpo contra el mío, como para que el lenguaje corporal le indicara a cualquier extraño que iba con él.
- Yo tampoco me acostumbraba a que la gente pensara que parecía una modelo o algo por el estilo, lo que hacia que siempre que se comentaba con respecto al tema me costara encontrar palabras para responder, esta vez, para fortuna mía, eso no hizo falta, Alice ya estaba cerca y nos llamaba con notable emoción por nuestros nombres.
- “Bella, Edward… Por aquí chicos”- Mientras agitaba su mano en el aire, ella siempre se emocionaba de vernos pero esta vez era como que mucha emoción, cuando tuve una mejor vista de ella me di cuenta de que seguramente la emoción no era por nosotros sino por lo estaba por mostrarnos.
- “El carro”- Dijimos ambos al unisonó.
Era increíble que en pocas horas ella ya tuviera un carro visto y comprado, no pude evitar pensar en que seguramente ya todos habían cubierto esa necesidad. Un carro espectacular era lo que estaba frente a nosotros, pero debo reconocer no era lo que esperaba, estaba acostumbrada a verla que se comprara carros del año, los que se comentaran más veloces en el mercado sin importar su precio. Este era un vehículo hermosísimo, propio de alguien que conoces de carros, de eso estaba segura aunque no supiera nada de motores.
- Se acerco, un poco, a nosotros agitando las llaves de su nuevo coche en el aire- “¿Te gusta?- resultaba obvio que se dirigía a Edward, porque yo solo podría decir si era o no bonito- Lo he visto en un taller y no pude evitar comprarlo, me encanto en lo que lo vi”- acariciando el carro como acariciaba todos los que le encantaban.
- “Esta genial Alice- dijo Edward mientras caminaba en torno al carro de un negro brillante, era obvio para mi que era un carro viejo, pero no se parecía en nada a como yo conocía se veían los carros antiguos, recordé mi monovolumen rojo- Me imagino que este si te lo llevaras el resto de nuestra existencia, vale la pena”
- “Si… Y eso porque fue costoso también, más de lo que me hubiese costado uno nuevo pero es una inversión, ya no los hacen como este nene”
- “Si, bueno tu dices que mis carros están ya en casa, llama a Emmett para que salga de dos de ellos ya, tenemos nuevas comprar que hacer- observando el carro de su hermana, no podía imaginar que esperaba comprar para competir contra este- Ahora por favor vamos a casa”
Todos subimos al nuevo carro, que en realidad no era nuevo, pero si era nuevo para nosotros. No sé porque pero esperaba que el motor sonara estridentemente cuando lo prendieran, todo lo contrario el ronroneo de este casi que ni se sentía. Alice iba obviamente manejando, yo sabia que no iba a permitir que ninguno jugara con la nueva adquisición hasta que ella no hubiese jugado lo suficiente; Edward y yo estábamos en el asiento de atrás, tenia la cabeza recostada en su hombro; una parte de mi repasaba la historia que se había pulido la noche anterior y otra parte escuchaba los comentarios de la casa y del carro. Por lo que pude agarrar de la conversación, no porque no fuera capaz de prestar atención a toda sino porque no era de mi interés, supe que estaba dentro de un Porshe E Targa del año ‘64, que Alice vio en uno de esos talleres que se encargan de hacer de carros viejos, carros para correr con todos los aditamentos que tienen los vehículos más modernos del mercado. No prestaba atención a nada en particular, ni tenia intención de mostrar interés en la conversación que ellos sostenían, sabia que ninguno la consideraría sincera.
Cuando llegamos a Revere, esta ciudad me recordó de cierto modo a Forks, era el mismo tipo de pueblo pequeño, donde todos parecían conocerse, de esos pueblos en los que si quieres algo grande tienes que dirigirte a la ciudad; sin embargo, acogedor. Pasamos por la calle principal, que contaba con comercios que ya estaban cerrados en su mayoría por la hora- me pregunte a mi misma ¿que hora era?, vi el reloj que tenia en mi muñeca izquierda, eran pasadas ya las diez de la noche- me percate de lo que permanecía abierto era un restaurant y una tienda que parecía estar recibiendo mercancía o algo por el estilo. Parecía que salíamos de los limites del pueblo, en eso Alice giro a la derecha, tomando un camino de tierra, al que no se le veía un final pronto, se movió en la espesura de los arboles- era evidente que mi familia amaba las casas que tuvieran áreas verdes, entre más cercanas sus dimensiones a las de un parque nacional mejor, esa idea me hizo reír- redujo la marcha pero seguíamos a altas velocidades, Alice se detuvo frente a un enrejado que se abrió como si se hubiesen pronunciado las palabras abra cadabra. Pude en ese momento darme cuenta de que estaba cerca ya de todos pero todavía no se veía ninguna casa, supongo esperaba ver la alta mansión blanca que conocí en Forks elevarse en medio del terreno, sin embargo, esta casa igual me dejo con la boca abierta. Era una hermosa construcción de una sola planta, mas sin duda alguna, era tan o más grande que la mansión, desde afuera se veían los grandes ventanales.
Bajamos del carro con Alice danzando frente a nosotros, como una niña que quiere mostrar un regalo escondido o algo, al entrar en la estancia era imposible no guiar la vista en torno a toda el área, el piano de Edward ya estaba aquí, al igual que muebles nuevos, el centro de entretenimiento y algunas otras cosas decorativas, que no reconocía, obviamente ya habían ido de compras, atravesamos un jardín interno, que también ya había sido arreglado, la mayoría estaban en una habitación que parecía un salón de juego; pude decir, por una mesa de billar que se encontraba en este. Los colores de la nueva casa como de costumbre eran claros y todo en ella era reluciente, al lado del salón de juegos, que no era cerrado, estaba la cocina con toda una pared de vidrio, el comedor estaba junto al jardín interno de la casa - lo había visto al entrar- era sumamente grande, había un corredor entre este y la cocina, que culminaba en dos grandes puertas de madera y vidrio, se trataba de la puerta al patio trasero, patio que tenia las dimensiones de varios campos de futbol, cerca de la casa había una gran piscina con forma ovalada y más allá, estaba otra casa, mucho más pequeña, una casa de piscina; no concentre mi atención en ella y volví a entrar para que todos siguieran mostrándome que habían hecho y que más tenia la nueva mansión. De nuevo en el comedor, había otro pasillo con una puerta al fondo y cuatro más a lo largo del corredor, dos de cada lado; cuando me percate todos estaban ya junto a nosotros, la primera puerta a la izquierda era la habitación de Alice y Jasper, al lado de esta habitación “dormirían” Rose y Emmett, la habitación del fondo era la oficina de Carlisle, del lado derecho la habitación del fondo era la de él y Esme, imagine entonces que la que estaba más cercana a la punta del pasillo seria la mía con Edward, no quise preguntar porque en razón de microsegundos había contemplado que la casa solo tenia cinco cuartos del tamaño de apartamentos, que éramos diez personas y que faltábamos cuatro por tener donde poner nuestras cosas, obviamente Edward y yo tendríamos la misma habitación pero y Jacob y Nessie, ¿acaso habían pensado en ponerlos juntos?. Eso si que no lo iba a permitir, no quise preguntar en voz alta, sentí la risita de Alice al ver en mi rostro la frustración, que seguramente era inconfundible, Edward al ver mi actitud se apresuro a contestar la pregunta que hacían mis ojos.
-“Esta de aquí es la habitación de Jacob- señalando a la puerta- después de todo se quedara con nosotros, con el cuento de que es aprendiz de Carlisle y todo eso”
- No hizo falta que yo dijera nada, aunque de todos modos era algo que no podía hacer por los momentos. Esme y Rose me tomaron por los brazos, apartándome de Edward- “Pensamos que ustedes dos querrían estar solos, después de todo hace poco que están juntos- dijo Rose, mientras ella y Esme me guiaban fuera de la casa a través de la piscina del patio trasero a la pequeña casa que ya había visto- Bueno los tres estarán aquí”
Todos venían detrás de nosotras, esperando que yo dejara mi rigidez y perplejidad, y fuera capaz de hablar. Alice se adelanto para abrirnos la puerta, por la que me empujaron, la casita era hermosa, no como la primera que tuvimos, que parecía sacada de un cuento de hadas, sino muchísimo más moderna, con las fotos y los recuerdos de nuestros viajes ya en ella, en un espacio tan grande ya no se veían tan apretados, desde adentro la casa era mucho más grande de lo que se pensaba cuando la mirabas desde afuera. Dos de las paredes eran de vidrio, ese era como un sello común en la decoración de Esme, de colores claros, teníamos una pequeña salita con dos muebles que te invitaban a tomar asiento, ubicados armónicamente frente a un centro de entretenimiento similar al que estaba en la casa principal, con una mesita de centro de por medio; había también una cocinita, con todo lo que necesitaríamos para los desayunos y todas las comidas de Nessie, y dos cuartos grandes, igual a las habitaciones que ya habíamos visto, cada una con su propio baño, evidentemente una de ellas era de Nessie y la otra nuestra.
- “Dime, dime… ¿te gusta?... Nos tomamos, bueno, en realidad, me tome el gusto de poder decorar aquí pero deje que siguiera siendo personal, cualquier cosa que quieras cambiar podemos ayudar a eso.”- Era notoria lo mucho que le gustaba a Alice el trabajo que habían hecho entre todos, mientras decía esas palabras girando para ver los acabados.
- “Pensaron que así te gustaría más, con Nessie aquí y no en la casa principal- Edward intentaba explicar de forma coherente todo lo que veía en la mente de los demás, mientras me tenia abrazada por la cintura- para que puedas cambiar lo que quieras, para que sientas que tienes un lugar para ti, bueno, en realidad un lugar para nosotros”
- “No me gusta, ME ENCANTA”- dije al recuperar el habla, en un tono mucho más alto que el que pude imaginar.
- “Que bien hermanita, mira que sigue la apuesta de cuanto tiempo les toma destruir su primera casa, pero obvio tienen que tener casa que destruir, en fin me alegra que aceptes esta- era una alegría real la que se sentía en la voz de Emmett pero siempre iba acompañada de las bromas- Jazz que dices ¿será esta o no?, yo la encuentro perfecta para su destrucción”
- “Bueno, bueno dejémoslo solos que de seguro quieren hablar- dijo Carlisle para todos los que estaban en nuestra casita, con diminutivo, porque obvio a comparación de la principal esta era mínima, cualquier casa de la zona segura era mínima comparada con esa- Nessie ven conmigo, quiero que me muestres algunas cosas, hace tiempo que no me muestras nada largo, y quiero ver si hay cambios en eso también”
- Vi a Nessie salir a regañadientes, no porque quisiera quedarse con nosotros sino porque sabia que esos minutos que le pedía su abuelo fácilmente se convertirían en horas, para él no parecía tener mucho sentido que ella si necesitara dormir, cosa la cual olvidaba frecuencia, hasta que ella quedaba rendida o empezaba a cabecear- “Nos vemos en un rato Ness, ya los alcanzamos”- le dije con la esperanza de que eso le diera paciencia.
- Mi hija siempre tan bella me dio una mejor idea- “Tranquila mamá una noche en la casa principal no matara a nadie”- Sabia que si bien era por nosotros también era por ella, para así pasar más rato con Jake, que se había quedado en la casa grande mientras todos los demás estaban aquí.
- “Tranquila, Alice la mantendrá entretenida en lo que Carlisle la libere”- dijo Edward muy bajo después que todos salieron. Eso me tranquilizo e hizo que me concentrara donde estaba.
Edward parecía disfrutar de mi cara de asombro, que remplazaba a la cara que tenia desde hace un par de días, que lo único que gritaba sin recelo alguno, era mi desagrado con lo que ya parecía estar perfectamente decidido. Me dio unos minutos para que me acostumbrara a todo lo que me rodeaba, que aun cuando eran las cosas que conocía bien, me seguían pareciendo totalmente nuevas entre estas paredes, no se si era el hecho de que no había sido yo quien las colocara donde se encuentran o el simple hecho de que me sorprendía lo cómoda que empezaba a sentirme ya en Reveré, que hacia que me fascinaran aun más. Este sitio parecía ser muy propicio para lo que estábamos por hacer, una pequeña ciudad, donde podríamos aparentar ser simples, cuando en realidad éramos cualquier cosa menos simples.
Deje de girar sobre mis pies en el momento en que Edward me levantaba en sus brazos, lo mire como si también fuera alguien nuevo en esa habitación, en lo absorta que me encontraba lleve mi mano a su rostro, queriendo tocarlo como si pensara que era una de las ilusiones más hermosas que jamás tendría, él vio mi expresión y se inclino, para ser él quien colocara su rostro en mi palma.
- Reposo en ella un momento con los ojos cerrados, mientras me ponía más cerca de su pecho- “Creo querrás ver nuestra habitación”- dijo dando al mismo tiempo pasos hacia esta.
La habitación que apareció tras la puerta era todo lo que podía pedir y más, tenía el aire más dulce, con una atmosfera que te invitaba a quedarte en ella. Me recordaba a nuestro lugar ideal, la Isla de Esme- no pude pronunciar palabra alguna, estaba simplemente deleitada-. Edward me deposito con ternura en el medio de la cama, aun cuando me sabia irrompible y en ocasiones hasta más peligrosa que él, no dejaba de tratarme como si pudiera magullarme en un mal movimiento. Me acomode mejor en la cama, y sentí como me recorría con la mirada, yo solo deseaba sentirlo más cerca de lo que estaba, se coloco lentamente sobre mi en un movimiento fluido, dejando descansar el peso de su cuerpo en uno de sus brazos mientras que con el otro me acomodaba mejor a él. Me dio uno de esos besos ardientes que hace días no me daba, por encontrarnos siempre en compañía de alguien, entrelace mis dedos en su cabello, abrazándome a él, deseando que nada pudiera separarnos nunca, en este momento mi cuerpo se apoderaba de mis prioridades, la prioridad numero uno era zacear la sed que tenia de Edward, sentí como rasgaba las ropas, que eran un obstáculo para que sus manos recorrieran toda mi piel, ropas que habíamos usado todo el día, yo lo imite, en uno de mis movimientos deje su pecho pétreo al desnudo, éramos como maquinas imparables, el deseo era tan grande que se notaba como nos invadía y conducía. Entre besos y caricias no fuimos abstrayendo del mundo, desde que podía ser rudo conmigo, cuando se desbocaba lo hacia por completo, yo si recordaba por momentos que todavía era un poco más fuerte que él, así que me tocaba a mi cuidar de no lastimarlo mucho. Era increíble para mi como lo sentía que se movía conmigo, como si algo marcara el compas de nuestro ritmo, por momentos nuestros ojos se cruzaban y sabia que él veía como yo lo que hacíamos, como lo sentía, después de todo me había desprovisto de mi coraza, como ya era una costumbre hacer cuando estábamos juntos. Su respiración entre cortada me develaba su emoción por estar conmigo, después de una década no nos habíamos cansado de estar a solas, y como nuestro cuerpo no mostraba agotamiento podíamos pasar así largas horas, siempre teníamos que recordar que había otras cosas que hacer, que teníamos a Renesmee, para dejar así de retozar, mas casi siempre pasábamos juntos sumergidos en besos y caricias desaforadas, desde que ella se iba a dormir hasta que saliera el sol. En esta ocasión nos detuvo la salida del sol, ya que estábamos solos en nuestra maravillosa casa de la piscina.
-“Parece que a alguien ya le gusta más Revere”- dijo lento mientras me tenia sobre su pecho, recorriendo cada centímetro de mi cuerpo con acaricias que me daba una de sus manos.
-“Podría en efecto gustarme, si fuese a ser así de fácil y hermoso siempre”- Deseaba no pararme pero sabia que tenia que ir a ver a mi familia, todavía había mucho por hacer.
Luego de salir de la oficina de J, que no era la que había visto la primera vez, sino una mucho más bonita - definitivamente quien no supiera que tenia que buscar allí nunca sospecharía de que se trataba de algo ilegal, esa sensación de hacer las cosas al margen de la ley me hacia sentir como toda una espía-. Fue solo cuestión de pocas horas que todo lo que teníamos que tener con nosotros estuviera listo y ya entregado.
Mientras bajábamos en el ascensor Edward empezó a hacer la llamadas pertinentes, al aeropuerto para conseguir pasajes de regreso a donde habíamos dejado a los demás, le había indicado una joven que estaba por salir un vuelo en apenas una hora, que podíamos alcanzar a tener asientos en este, y marco también a Alice, para que supiera que ya estábamos en camino y que fuera en carro hasta el aeropuerto de Boston para llevarnos a Revere, no estaba entre nuestros planes correr a la nueva casa, teníamos que ser prudentes hasta que supiéramos la mecánica del nuevo pueblo.
En el aeropuerto hicimos entrega del carro, que habíamos rentado temprano. Llegamos con bastante tiempo, así que quedaban unos cuarentas minutos antes de despegar, los vuelos nacionales son más rápidos a la hora de despegar que los internacionales, eso me consolaba, pronto estaríamos en nuestra nueva casa. Compramos algunas revistas y un par de botellas de agua, son costumbres que tienen las personas antes de volar, por algún motivo no pueden evitar ver una tienda de recuerdos o algún lugar donde comprar cualquier cosa para dirigirse a gastar dinero; a nosotros nos hubiese bastado con simplemente estar tomados de manos en algún sitio a la espera de abordar, pero era necesario parecer normales. Normales, normales, normales esas palabras se repetían una y otra vez, tenia que recordar todo lo que ya había visto y estudiado, lo que me habían dicho los demás en cuanto a parecer normal, me recordaba constantemente parpadear por lo menos tres veces por minuto.
El vuelo paso muy rápido, pude ver por la ventanilla como anochecía y el cielo se tornaba en esas tonalidades tan fascinantes de naranjas y violetas, me daba cuenta de cómo los colores se mezclaban y separaban; para mis ojos, al igual que para los ojos de Edward, estos colores parecían tener una forma que hubiera podido tocar, pero era una mera ilusión. Abroche mi cinturón cuando el piloto anuncio que estábamos por aterrizar. Tenia sentimientos contrariados, la emoción de ver a mi familia, después de estas horas separados; o volver a pensar en lo que estaba pasando con la relación de Jacob y Nessie, ese ultimo pensamiento pudo más que yo, así que mostré mi intensión, al bajar del avión en Boston, de caminar a un ritmo lo suficientemente lento como para pasar por humano, moviéndome en una especie de procesión junto a todos los demás pasajeros; en el corredor a la salida de los vuelos nacionales se veían carteles que mostraban la dirección que debíamos tomar, el celular plateado en el bolsillo de la chaqueta de Edward sonó solo un par de veces, hasta él se movía más lento para encajar en el ritmo que tenían los que estaban en nuestro entorno.
-“Aló- dijo como si no supiera quien era- ¿Alice?, bien. Si ya hemos aterrizamos, estamos en la salida… mmm…- miro a los lados como si realmente necesitara las instrucciones- en la salida noreste, espéranos en la entrada por favor.
- “Y el Oscar es para…”- dije tan bajo que sabia que solo él podía escuchar, con una sonrisa a medio dibujar, mientras seguía mi camino
Me dedico una sonrisa y siguió guiándome entre la masa de gente que se movía en todas direcciones dentro del aeropuerto. Ya en la salida no tuvimos que preguntarnos donde estaba Alice esperando por nosotros, yo buscaba entre los carros cualquiera que pareciera muy rápido y verdaderamente llamativo, mientras también usaba mi olfato para buscar la esencia conocida a la perfección entre tanto aroma a sangre humana; sabia que Edward hacia lo mismo para encontrar a su hermana. De pronto sentí en su pecho un leve gruñido, que fue ahoga por una risa de resignación, voltee a ver que pasaba por su cabeza.
- “No había pensado en esto, pero ahora voy a tener que escuchar comentarios como este más a menudo”- Se decía así mismo.
- Levante una de mis cejas- “¿A que te refieres?”
- “A ninguno aquí le importaría que fueras una asesina, siempre y cuando pudieran morir a mano de tus encantos”- ponía su cuerpo contra el mío, como para que el lenguaje corporal le indicara a cualquier extraño que iba con él.
- Yo tampoco me acostumbraba a que la gente pensara que parecía una modelo o algo por el estilo, lo que hacia que siempre que se comentaba con respecto al tema me costara encontrar palabras para responder, esta vez, para fortuna mía, eso no hizo falta, Alice ya estaba cerca y nos llamaba con notable emoción por nuestros nombres.
- “Bella, Edward… Por aquí chicos”- Mientras agitaba su mano en el aire, ella siempre se emocionaba de vernos pero esta vez era como que mucha emoción, cuando tuve una mejor vista de ella me di cuenta de que seguramente la emoción no era por nosotros sino por lo estaba por mostrarnos.
- “El carro”- Dijimos ambos al unisonó.
Era increíble que en pocas horas ella ya tuviera un carro visto y comprado, no pude evitar pensar en que seguramente ya todos habían cubierto esa necesidad. Un carro espectacular era lo que estaba frente a nosotros, pero debo reconocer no era lo que esperaba, estaba acostumbrada a verla que se comprara carros del año, los que se comentaran más veloces en el mercado sin importar su precio. Este era un vehículo hermosísimo, propio de alguien que conoces de carros, de eso estaba segura aunque no supiera nada de motores.
- Se acerco, un poco, a nosotros agitando las llaves de su nuevo coche en el aire- “¿Te gusta?- resultaba obvio que se dirigía a Edward, porque yo solo podría decir si era o no bonito- Lo he visto en un taller y no pude evitar comprarlo, me encanto en lo que lo vi”- acariciando el carro como acariciaba todos los que le encantaban.
- “Esta genial Alice- dijo Edward mientras caminaba en torno al carro de un negro brillante, era obvio para mi que era un carro viejo, pero no se parecía en nada a como yo conocía se veían los carros antiguos, recordé mi monovolumen rojo- Me imagino que este si te lo llevaras el resto de nuestra existencia, vale la pena”
- “Si… Y eso porque fue costoso también, más de lo que me hubiese costado uno nuevo pero es una inversión, ya no los hacen como este nene”
- “Si, bueno tu dices que mis carros están ya en casa, llama a Emmett para que salga de dos de ellos ya, tenemos nuevas comprar que hacer- observando el carro de su hermana, no podía imaginar que esperaba comprar para competir contra este- Ahora por favor vamos a casa”
Todos subimos al nuevo carro, que en realidad no era nuevo, pero si era nuevo para nosotros. No sé porque pero esperaba que el motor sonara estridentemente cuando lo prendieran, todo lo contrario el ronroneo de este casi que ni se sentía. Alice iba obviamente manejando, yo sabia que no iba a permitir que ninguno jugara con la nueva adquisición hasta que ella no hubiese jugado lo suficiente; Edward y yo estábamos en el asiento de atrás, tenia la cabeza recostada en su hombro; una parte de mi repasaba la historia que se había pulido la noche anterior y otra parte escuchaba los comentarios de la casa y del carro. Por lo que pude agarrar de la conversación, no porque no fuera capaz de prestar atención a toda sino porque no era de mi interés, supe que estaba dentro de un Porshe E Targa del año ‘64, que Alice vio en uno de esos talleres que se encargan de hacer de carros viejos, carros para correr con todos los aditamentos que tienen los vehículos más modernos del mercado. No prestaba atención a nada en particular, ni tenia intención de mostrar interés en la conversación que ellos sostenían, sabia que ninguno la consideraría sincera.
Cuando llegamos a Revere, esta ciudad me recordó de cierto modo a Forks, era el mismo tipo de pueblo pequeño, donde todos parecían conocerse, de esos pueblos en los que si quieres algo grande tienes que dirigirte a la ciudad; sin embargo, acogedor. Pasamos por la calle principal, que contaba con comercios que ya estaban cerrados en su mayoría por la hora- me pregunte a mi misma ¿que hora era?, vi el reloj que tenia en mi muñeca izquierda, eran pasadas ya las diez de la noche- me percate de lo que permanecía abierto era un restaurant y una tienda que parecía estar recibiendo mercancía o algo por el estilo. Parecía que salíamos de los limites del pueblo, en eso Alice giro a la derecha, tomando un camino de tierra, al que no se le veía un final pronto, se movió en la espesura de los arboles- era evidente que mi familia amaba las casas que tuvieran áreas verdes, entre más cercanas sus dimensiones a las de un parque nacional mejor, esa idea me hizo reír- redujo la marcha pero seguíamos a altas velocidades, Alice se detuvo frente a un enrejado que se abrió como si se hubiesen pronunciado las palabras abra cadabra. Pude en ese momento darme cuenta de que estaba cerca ya de todos pero todavía no se veía ninguna casa, supongo esperaba ver la alta mansión blanca que conocí en Forks elevarse en medio del terreno, sin embargo, esta casa igual me dejo con la boca abierta. Era una hermosa construcción de una sola planta, mas sin duda alguna, era tan o más grande que la mansión, desde afuera se veían los grandes ventanales.
Bajamos del carro con Alice danzando frente a nosotros, como una niña que quiere mostrar un regalo escondido o algo, al entrar en la estancia era imposible no guiar la vista en torno a toda el área, el piano de Edward ya estaba aquí, al igual que muebles nuevos, el centro de entretenimiento y algunas otras cosas decorativas, que no reconocía, obviamente ya habían ido de compras, atravesamos un jardín interno, que también ya había sido arreglado, la mayoría estaban en una habitación que parecía un salón de juego; pude decir, por una mesa de billar que se encontraba en este. Los colores de la nueva casa como de costumbre eran claros y todo en ella era reluciente, al lado del salón de juegos, que no era cerrado, estaba la cocina con toda una pared de vidrio, el comedor estaba junto al jardín interno de la casa - lo había visto al entrar- era sumamente grande, había un corredor entre este y la cocina, que culminaba en dos grandes puertas de madera y vidrio, se trataba de la puerta al patio trasero, patio que tenia las dimensiones de varios campos de futbol, cerca de la casa había una gran piscina con forma ovalada y más allá, estaba otra casa, mucho más pequeña, una casa de piscina; no concentre mi atención en ella y volví a entrar para que todos siguieran mostrándome que habían hecho y que más tenia la nueva mansión. De nuevo en el comedor, había otro pasillo con una puerta al fondo y cuatro más a lo largo del corredor, dos de cada lado; cuando me percate todos estaban ya junto a nosotros, la primera puerta a la izquierda era la habitación de Alice y Jasper, al lado de esta habitación “dormirían” Rose y Emmett, la habitación del fondo era la oficina de Carlisle, del lado derecho la habitación del fondo era la de él y Esme, imagine entonces que la que estaba más cercana a la punta del pasillo seria la mía con Edward, no quise preguntar porque en razón de microsegundos había contemplado que la casa solo tenia cinco cuartos del tamaño de apartamentos, que éramos diez personas y que faltábamos cuatro por tener donde poner nuestras cosas, obviamente Edward y yo tendríamos la misma habitación pero y Jacob y Nessie, ¿acaso habían pensado en ponerlos juntos?. Eso si que no lo iba a permitir, no quise preguntar en voz alta, sentí la risita de Alice al ver en mi rostro la frustración, que seguramente era inconfundible, Edward al ver mi actitud se apresuro a contestar la pregunta que hacían mis ojos.
-“Esta de aquí es la habitación de Jacob- señalando a la puerta- después de todo se quedara con nosotros, con el cuento de que es aprendiz de Carlisle y todo eso”
- No hizo falta que yo dijera nada, aunque de todos modos era algo que no podía hacer por los momentos. Esme y Rose me tomaron por los brazos, apartándome de Edward- “Pensamos que ustedes dos querrían estar solos, después de todo hace poco que están juntos- dijo Rose, mientras ella y Esme me guiaban fuera de la casa a través de la piscina del patio trasero a la pequeña casa que ya había visto- Bueno los tres estarán aquí”
Todos venían detrás de nosotras, esperando que yo dejara mi rigidez y perplejidad, y fuera capaz de hablar. Alice se adelanto para abrirnos la puerta, por la que me empujaron, la casita era hermosa, no como la primera que tuvimos, que parecía sacada de un cuento de hadas, sino muchísimo más moderna, con las fotos y los recuerdos de nuestros viajes ya en ella, en un espacio tan grande ya no se veían tan apretados, desde adentro la casa era mucho más grande de lo que se pensaba cuando la mirabas desde afuera. Dos de las paredes eran de vidrio, ese era como un sello común en la decoración de Esme, de colores claros, teníamos una pequeña salita con dos muebles que te invitaban a tomar asiento, ubicados armónicamente frente a un centro de entretenimiento similar al que estaba en la casa principal, con una mesita de centro de por medio; había también una cocinita, con todo lo que necesitaríamos para los desayunos y todas las comidas de Nessie, y dos cuartos grandes, igual a las habitaciones que ya habíamos visto, cada una con su propio baño, evidentemente una de ellas era de Nessie y la otra nuestra.
- “Dime, dime… ¿te gusta?... Nos tomamos, bueno, en realidad, me tome el gusto de poder decorar aquí pero deje que siguiera siendo personal, cualquier cosa que quieras cambiar podemos ayudar a eso.”- Era notoria lo mucho que le gustaba a Alice el trabajo que habían hecho entre todos, mientras decía esas palabras girando para ver los acabados.
- “Pensaron que así te gustaría más, con Nessie aquí y no en la casa principal- Edward intentaba explicar de forma coherente todo lo que veía en la mente de los demás, mientras me tenia abrazada por la cintura- para que puedas cambiar lo que quieras, para que sientas que tienes un lugar para ti, bueno, en realidad un lugar para nosotros”
- “No me gusta, ME ENCANTA”- dije al recuperar el habla, en un tono mucho más alto que el que pude imaginar.
- “Que bien hermanita, mira que sigue la apuesta de cuanto tiempo les toma destruir su primera casa, pero obvio tienen que tener casa que destruir, en fin me alegra que aceptes esta- era una alegría real la que se sentía en la voz de Emmett pero siempre iba acompañada de las bromas- Jazz que dices ¿será esta o no?, yo la encuentro perfecta para su destrucción”
- “Bueno, bueno dejémoslo solos que de seguro quieren hablar- dijo Carlisle para todos los que estaban en nuestra casita, con diminutivo, porque obvio a comparación de la principal esta era mínima, cualquier casa de la zona segura era mínima comparada con esa- Nessie ven conmigo, quiero que me muestres algunas cosas, hace tiempo que no me muestras nada largo, y quiero ver si hay cambios en eso también”
- Vi a Nessie salir a regañadientes, no porque quisiera quedarse con nosotros sino porque sabia que esos minutos que le pedía su abuelo fácilmente se convertirían en horas, para él no parecía tener mucho sentido que ella si necesitara dormir, cosa la cual olvidaba frecuencia, hasta que ella quedaba rendida o empezaba a cabecear- “Nos vemos en un rato Ness, ya los alcanzamos”- le dije con la esperanza de que eso le diera paciencia.
- Mi hija siempre tan bella me dio una mejor idea- “Tranquila mamá una noche en la casa principal no matara a nadie”- Sabia que si bien era por nosotros también era por ella, para así pasar más rato con Jake, que se había quedado en la casa grande mientras todos los demás estaban aquí.
- “Tranquila, Alice la mantendrá entretenida en lo que Carlisle la libere”- dijo Edward muy bajo después que todos salieron. Eso me tranquilizo e hizo que me concentrara donde estaba.
Edward parecía disfrutar de mi cara de asombro, que remplazaba a la cara que tenia desde hace un par de días, que lo único que gritaba sin recelo alguno, era mi desagrado con lo que ya parecía estar perfectamente decidido. Me dio unos minutos para que me acostumbrara a todo lo que me rodeaba, que aun cuando eran las cosas que conocía bien, me seguían pareciendo totalmente nuevas entre estas paredes, no se si era el hecho de que no había sido yo quien las colocara donde se encuentran o el simple hecho de que me sorprendía lo cómoda que empezaba a sentirme ya en Reveré, que hacia que me fascinaran aun más. Este sitio parecía ser muy propicio para lo que estábamos por hacer, una pequeña ciudad, donde podríamos aparentar ser simples, cuando en realidad éramos cualquier cosa menos simples.
Deje de girar sobre mis pies en el momento en que Edward me levantaba en sus brazos, lo mire como si también fuera alguien nuevo en esa habitación, en lo absorta que me encontraba lleve mi mano a su rostro, queriendo tocarlo como si pensara que era una de las ilusiones más hermosas que jamás tendría, él vio mi expresión y se inclino, para ser él quien colocara su rostro en mi palma.
- Reposo en ella un momento con los ojos cerrados, mientras me ponía más cerca de su pecho- “Creo querrás ver nuestra habitación”- dijo dando al mismo tiempo pasos hacia esta.
La habitación que apareció tras la puerta era todo lo que podía pedir y más, tenía el aire más dulce, con una atmosfera que te invitaba a quedarte en ella. Me recordaba a nuestro lugar ideal, la Isla de Esme- no pude pronunciar palabra alguna, estaba simplemente deleitada-. Edward me deposito con ternura en el medio de la cama, aun cuando me sabia irrompible y en ocasiones hasta más peligrosa que él, no dejaba de tratarme como si pudiera magullarme en un mal movimiento. Me acomode mejor en la cama, y sentí como me recorría con la mirada, yo solo deseaba sentirlo más cerca de lo que estaba, se coloco lentamente sobre mi en un movimiento fluido, dejando descansar el peso de su cuerpo en uno de sus brazos mientras que con el otro me acomodaba mejor a él. Me dio uno de esos besos ardientes que hace días no me daba, por encontrarnos siempre en compañía de alguien, entrelace mis dedos en su cabello, abrazándome a él, deseando que nada pudiera separarnos nunca, en este momento mi cuerpo se apoderaba de mis prioridades, la prioridad numero uno era zacear la sed que tenia de Edward, sentí como rasgaba las ropas, que eran un obstáculo para que sus manos recorrieran toda mi piel, ropas que habíamos usado todo el día, yo lo imite, en uno de mis movimientos deje su pecho pétreo al desnudo, éramos como maquinas imparables, el deseo era tan grande que se notaba como nos invadía y conducía. Entre besos y caricias no fuimos abstrayendo del mundo, desde que podía ser rudo conmigo, cuando se desbocaba lo hacia por completo, yo si recordaba por momentos que todavía era un poco más fuerte que él, así que me tocaba a mi cuidar de no lastimarlo mucho. Era increíble para mi como lo sentía que se movía conmigo, como si algo marcara el compas de nuestro ritmo, por momentos nuestros ojos se cruzaban y sabia que él veía como yo lo que hacíamos, como lo sentía, después de todo me había desprovisto de mi coraza, como ya era una costumbre hacer cuando estábamos juntos. Su respiración entre cortada me develaba su emoción por estar conmigo, después de una década no nos habíamos cansado de estar a solas, y como nuestro cuerpo no mostraba agotamiento podíamos pasar así largas horas, siempre teníamos que recordar que había otras cosas que hacer, que teníamos a Renesmee, para dejar así de retozar, mas casi siempre pasábamos juntos sumergidos en besos y caricias desaforadas, desde que ella se iba a dormir hasta que saliera el sol. En esta ocasión nos detuvo la salida del sol, ya que estábamos solos en nuestra maravillosa casa de la piscina.
-“Parece que a alguien ya le gusta más Revere”- dijo lento mientras me tenia sobre su pecho, recorriendo cada centímetro de mi cuerpo con acaricias que me daba una de sus manos.
-“Podría en efecto gustarme, si fuese a ser así de fácil y hermoso siempre”- Deseaba no pararme pero sabia que tenia que ir a ver a mi familia, todavía había mucho por hacer.
1 comentario:
me gusta, me gusta mucho.. un saludo!!
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