Capitulo XXXI Abriendo los ojos
El peso de las cosas que sucedían apenas empezaban a caer sobre mí, nos habían tendido una trampa y nosotros habíamos caminado a ella con los ojos cerrados, sin darnos cuenta de que camino tomábamos.
Tenia a Edward entre mis brazos, cada vez le costaba más mantenerse despierto, me miro a los ojos, llenos de dolor por ultima vez antes de caer inconciente, tal y como estaban los demás de la familia.
Vi a una mujer salir de la habitación de Alice, ella y Jasper estaban inconcientes, traía tirada de un brazo a Cristina que lloraba sin parar, sin duda alguna de ella había sido el grito que se escucho rato antes.
La mujer parecía desesperada de los llantos incesantes de mi amiga, la tomo con aun más fuerza del brazo y la arrojo contra una de las paredes del pasillo, el golpe en su cabeza fue tal que empezó a sangrar por la frente.
- “Cállate”- siseo con tono amenazante a su oído
Mi amiga no dijo nada, era como ver a un niño temeroso, que esperaba ser maltratado.
La tiro a mi lado, como si fuera un despojo, un completo estorbo en sus planes, al igual que también arrojaron a Jasper y Alice, aunque estos estaban un poco más lejos; la desconocida y el joven rubio se pararon junto a nuestro atacante.
- “Querida Bella, ya no pude resistir más, no le vi la gracia a seguir esperando- dijo él mientras se arrodillaba para ponerse a mi altura- ¿dime que no esperabas este día con tantas ansias como yo?- dijo con fingida alegría- creo que no nos han presentado, soy Alexander, pero puedes llamarme Alex, y ellos son Sara y William”- señalo a los otros dos con un movimiento de cabeza.
Algo en el como me miro me dejo helada, pude darme cuenta de que estuvo tentado a tocarme pero algo lo detuvo.
- “¿Verdad que se ve frágil, no parece el hombre fuerte que se supone que es?”- dijo la mujer refiriéndose a Edward, un gruñido que no pude controlar salio de mi pecho.
- “Cuidado Sara, ella es un poco agresiva”- dijo el joven, que permanecía alejado, algo divertido de la situación
El rostro de Alex se endureció por la ira y se puso de pie, tomándome por los cabellos y arrastrándome con él. Luche para que no me alejara ni de Edward ni de Cristina, aun más allá del pánico, sentía como la ponzoña comenzaba a bañar mi boca y mi garganta ardía en llamas, la sangre de Cristina, llenaba todos mis sentidos, incitándome a tomarla, a ratos parecía que podría sucumbir a tomarla, pero en esos momentos recordaba que tenia una misión más importante.
En lo que vio a nuestro enemigo alejarme, Cristina se arrastro por el suelo, hasta llegar al piano de Edward buscando resguardarse allí, como si en el pudiese encontrarse a salvo de lo que fuese que pudiera pasar.
- “Bella vamos a jugar- dijo Alex apoyando sus manos en mis caderas- yo te voy a soltar y tu vas a correr, si encuentras al otro humano lo dejo libre, si llegas a la salida los dejo libres a todos”- su voz era seductora y me trataba como si me conociera desde hace mucho, como si no tuviera solamente el deseo de matarme, como sin duda alguna hubiese algo más.
Aquel juego, como lo había llamado, que me proponía era muy sencillo, la desconfianza creció en mi, seguramente había una trampa de la que no me estaba percatando, mire hacia la salida del jardín y vi a mi hija y a Jacob en el suelo inconscientes.
Quite su agarre de mi cintura, él me libero sin poner resistencia alguna, pero aun así no me moví, no quería arriesgarme.
- “Sino quieres jugar, vamos directo al acto principal, vete despidiendo de tu familia Bella, que conste que te di una oportunidad- dijo dándome la espalda- CORRE”- me grito y en sus ojos había un rastro obvio de dolor.
Hice lo que me ordeno, no sé porque pero salí corriendo, como si empezara a creer en su oferta, como si verdad lo creyera capaz de liberarme si yo ganaba en su juego.
Me detuve en seco a unos pasos de la puerta principal, todo estaba siendo muy fácil, un fuerte olor de sangre me inundo, pero no era el olor de Cristina, eso solo quiere decir que Cristian también estaba herido en alguna parte de la casa.
Me gire rápidamente encarando a Alex, corrí hacia él, esperanzada de alcanzarlo para poder derribarlo y quizás allí tendría una mejor oportunidad, de que todos saliéramos de esto bien o lo mejor posible.
Me encontraba a unos cinco metros de él, cuando con un movimiento de su brazo una nube fucsia me envolvió, igual a la que había visto la noche que me ataco en New York.
Pegue con fuerza contra una de las paredes del fondo y una presión se instalo en mi pecho, como si pudiese quedar aplastada contra la pared, algo en mi se hizo más pesado, tenia el cuerpo dolorido y mi visión comenzaba a nublarse. De pronto la presión desapareció y caí en el suelo, llena nuevamente de manchas rojas, en mis brazos y seguramente en mi cuello también.
Me levante tambaleante y comencé a andar hacia él otra vez, la neblina colorida me rodeo por segunda vez en una noche, para golpearme con fuerza contra otra de las paredes.
Repetimos la rutina de liberarme y arrojarme unas cuantas veces, ya mi cuerpo estaba agotado, era como si cada vez que me envolvía aquella extraña neblina me robara algo de mi fuerza.
- “¿Es que no te cansas? Esta no es la manera de que te liberes”- dijo con voz irritada dando algunos pasos hacia mi.
- “Déjame ya”- solloce, lo único en lo que me podía concentrar era en mi familia en el suelo.
- Levanto su mano para apartar algunos cabellos de mi rostro – “eres tan hermosa, te pareces tanto a ella”- no entendía el sentido de sus palabras.
Se alejo de mi y empezó a caminar de un lado a otro, algo parecía atormentarlo y yo no entendía el porque de su cambio de actitud.
Volvió a acercarse y empezó a acariciar lo que había expuesto de mi piel, que no era mucho, pero paso sus dedos con tal delicadeza que me sorprendió, era como si temiera el hacerme más daño, rozo con sus suaves dedos cada punto de mi rostro, mi cuello, mis brazos y parte de mi pecho, me contemplaba como si nunca antes me hubiese visto tan detenidamente, como si quisiera ver algo que esta más allá de lo que se podía ver a simple vista. En sus ojos bailaba la llama de las ansias y el deseo.
No entendía como podía ser tan cauteloso en este momento si hasta hace unos momentos estaba decidido a matarnos, si ese era el motivo de que estuviera allí.
- “Maldita sea Bella, ¿Por qué tienes que mirarme de esa manera? ¿Es que acaso no vez que quiero liberarte de esta condena, de que seas esto?”- dijo irritado y herido.
Sus pensamientos estaban dejando de ser coherentes, por lo que podía ver; algo en mi lo hacia presa de algo más fuerte que su idea de matarme. Sin duda alguna estaba luchando con algo en su interior.
- “¿Dime que quieres?”- pregunte con un hilo de voz y mis palabras parecieron sorprenderlo, no solo a él sino a los otros dos también e incluso a mi, pregunte realmente curiosa de su respuesta.
- “¿Qué dijiste?”- pregunto luego de un rato, todavía incrédulo
- “¿Qué quieres? ¿Qué deseas de mi?”- solté jugando a la inocencia y a la seducción, me jugaría todas mis cartas para salir bien de esto
- “A ti”- lo dijo de una manera sumamente dulce, acariciando nuevamente mi mejilla, lo hizo sonar como si fuera lo más obvio.
- “Entonces me tienes, solo si nos dejas en paz”
- “Podría hacer eso”- dijo más para él que para mi, dio un paso atrás para verme mejor, como evaluando la sinceridad de mis palabras.
Aunque las pronunciara aquellas palabras en busca de ganar algo de tiempo, eran totalmente sinceras, haría lo que fuera necesario para asegurar que todos estuviesen bien.
Se acerco a mi, con la emoción de mis palabras pintada en la cara, como si esas le esperanzaran, como si le regalaran algo muy preciado para él.
- “Alex por favor”- dijo la mujer, dando un paso hacia nosotros, se veía irritada aunque su voz sonaba más dolida que otra cosa.
- “No sabes los feliz que me harías- dijo ignorando por completo las palabras de su cómplice- seria tenerte otra vez, solo que ahora para la eternidad”
- “¿Sabes que no te miento cierto? Me quedare contigo, por siempre y para siempre, si no les haces nada”- algo en mi se quebró, si él aceptaba mi propuesta estaría condenada a estar a su lado eternamente ¿podría acaso resistir estar lejos de Edward?
Se inclino hacia mi, yo todavía reposaba suspendida contra la pared, de la cual no me liberaba aun de su agarre, poso sus labios en mi cuello y Sara se acerco a toda prisa para apartarlo.
- “Alex, no le creas, es que acaso no ves que te esta manipulando”- grito herida, había algo más que simple precaución en sus palabras.
Él se limito a verla lleno de odio y en un movimiento rápido la arrojo contra una pared, como lo había hecho antes conmigo, al caer me di cuenta que los chicos empezaron a moverse en el suelo, como si salieran de las tinieblas donde el don de ella era capaz de tenerlos hundidos.
- “Alex, es un juego”- dijo de nuevo la mujer, que se ponía de pie con la ayuda del chico rubio que los acompañaba.
- “Si tu lo que quieres es tenerme a mi, me tendrás”- le dije con un tono seductor, algo desesperada reclamando por su atención.
- “¿Lo dices en serio?”- pregunto esperanzado por mi respuesta
- “No podría estar hablando más enserio, pero ella solo intentara separarnos”
- “No lo lograra”.- dijo al tiempo que acercaba sus labios a los míos, luche contra la repulsión que me producía su simple roce.
La nube que me envolvía se deshizo y cayo asfixiante sobre la que hasta hace segundo era su cómplice, estaba sumamente concentrado en lo que decía al punto que no se daba cuenta que los demás empezaban a levantarse.
Por la casa empezaron a oírse gritos de terror, eran los gritos de Sara, yo sabia bien lo horrible que podía ser el poder de Alexander y no lo había probado por completo, algo me decía que en ella caí con mil veces más fuerza que con lo cayo en mi, estaba dispuesto a eliminarla.
William miraba horrorizado lo que le sucedía a su amiga y su cara se cubrió con un velo de dolor, tal parece que ella era querida por alguien y no era exactamente quien ella creía.
Sin darme cuenta de cómo, comencé a girar en los brazos de Alexander, como si bailáramos sin la falta de verdadera música, más allá de los gritos incesantes de Sara; en su cara estaba grabada a fuego una sonrisa sádica aunque notaba en ella rastros de infinita felicidad, como si sintiera alcanzada cualquier meta.
Le dedique una sonrisa como pude, no era mi mejor sonrisa pero esperaba que la creyera, seguimos girando hasta estar a pocos pasos de una pared, me percate de que Leah, estaba en el suelo saliendo de su letargo, a escasos centímetros de nosotros.
No podía permitir que Alex se concentrara en otra cosa, porque si lo hiciera se daría cuenta de lo que ocurría.
Lo mire a los ojos, de la misma manera que habría mirado a Edward, imaginándome que me encontraba frente a mis tan adorados ojos dorados y no frente a estos pintados de un odiado tono carmín, que la sonrisa que bailaba en su rostro era la sonrisa que me cortaba la respiración y no esta que me llenaba de temor.
Me incline sobre él, conteniendo la respiración para que su olor tan distinto al de Edward no me causara más repulsión y coloque mis labios en su cuello, lo sentí temblar ante mi roce.
No sabia que hacer, de que manera ganar el tiempo suficiente como para que alguien pudiese ayudarme, nunca antes me había enfrentado, de este modo, a algún vampiro; llegaron a mi mente imágenes de Jasper, sus heridas de guerra, esa era la respuesta. Coloque mis brazos por sobre sus hombros y entrelace mis dedos a su rubio cabello, lo escuche ronronear de placer, lamí su cuello y su desagradable sabor llego a mi, deje un rastro húmedo de besos para que se relajara a mi toque, todavía los gritos eran el sonido de fondo de nuestros actos; sin pensármelo más clave mis dientes en su cuello penetrando la piel con facilidad, sus gritos superaron a los de Sara, su sangre bañaba mi boca.
Me empujo hacia el frente y cuando estuvo dispuesto a dejar caer sobre mi toda la furia de su poder una mancha gris se tiro sobre él, era Leah la que lo atacaba.
Me gire a toda velocidad revisando la zona, la mujer, que seguía con “vida”, la niebla que la envolvia se habia esfumado y tenia sus ojos de rojo encendido clavados en mi al igual que el chico; ella y William compartían miradas, concentrados en mi, pero también en Alex que estaba siendo atacado sin piedad alguna por Leah, que fue la primera en despertar.
Me acerque corriendo a Edward, con la esperanza de que reaccionara pronto. Todo paso muy rápido, se escucho como el choque de dos trenes y me vi tirada del lado contrario de la sala, la mujer estaba sobre mi, soltando maldiciones, al tiempo que me mostraba sus dientes.
Veía como estaba cada vez más cerca de mi, ejerciendo toda la presión que su cuerpo le permitía, segada por el odio y la sed de venganza.
- “El muy imbecil creyó en ti”- se escucho su voz alzarse sobre los golpes y el destrozo que se sentía al fondo, Leah estaba enfrascada en una pelea con Alex.
Gire por el suelo junto a Sara y pude notar de reojo que William se había unido a Alex contra la pequeña licántropo.
La escuche chillar y temí por su vida, en ese momento grandes zancadas cruzaron la sala.
Alguien alejo a la mujer de mi, era una enfurecida Esme, su rostro siempre tan amable y amoroso estaba contorsionado de la ira, que la embargaba, tiro a Sara contra la pared de cristal, que estaba cubierta con paneles de metal y antes de poder abalanzarse sobre ella, Carlisle la estaba atando primero.
Vi en dirección a Leah que contaba con el apoyo de Emmett, cada uno con alguno de los malos, por un momento se giro a ayudarlo en descuartizar a William cuando Alex se lanzo despiadado sobre ella, corrí a su socorro pero delante de mi se cruzo el lobo de pelaje rojizo y se lo quito de encima, ambos se lanzaron sobre Alex.
Ni Edward, Jasper o Seth despertaban todavía; Esme y Carlisle se encargaban de Sara; una más respuesta Alice ayudaba a levantar del suelo a Nessie; Emmett se encargaba de retener a William, propinándole cuanto golpe se le antojaba; y Rose había salido en busca de Cristian.
Corrí hasta Edward, el campo de batalla se estaba deteniendo y todo nos daba como victoriosos, cerca de él estaba la temblorosa Cristina, me acerque a ella con la intención de reconfortarla.
- “No me toques- dijo con la voz ronca de tanto llorar justo cuando dirigía mi mano a su rostro- eres un monstruo, todos ustedes lo son”- sus ojos, estaban llenos más que de dolor que de temor.
- “Tranquila”- le dije suave, intentando tocarla otra vez para darme cuenta de que nuevamente huía de mi tacto.
- “Me mentiste, nos mentiste”- la verdad de sus palabras, me hirió, una mentira, el ocultar lo que era, pensando que la protegía, hacia que perdiera a una amiga.
- “Cálmate…”- un cambio en la habitación me hizo tensar.
Al girarme vi como Rose traía en brazos a un inconciente Cristian, que sangraba por uno de sus brazos, pude notar que mi cuñada contenía su respiración.
Había algo más, aunque no sabia que era, envolví a Cristina en mi escudo, era la primera vez que lo usaba en toda la noche, era la primera vez que parecía consiente de que contaba con el.
Me agazape delante de ella y Edward, él todavía no había abierto sus ojos.
En ese momento lo vi, erguirse frente a mi, con los ojos negros de la sed, tal parece apenas se hacia consiente del delicioso manjar que se desperdiciaba en el suelo de la casa, intensifique mi protección sobre mi amiga, ella era la presa y él el depredador, la noche de batalla aun no terminaba.
De todas las personas a las que podría enfrentarme, él no era una de esas, algo en mi me hacia imposible saltar a atacarlo, no podía permitirme herirlo pero tampoco podía permitirle sucumbir ante la debilidad.
Me dispuse a atacarlo si era necesaria, aunque eso me lastimara profundamente.
Se acercaba a mi, con los ojos aun más oscuros si era posible, me agache aun más, saltaría en lo que diera otro paso hacia mi.
No fue necesario mi ataque porque delante de mi salto un celaje color arena, Seth había despertado, lo vi ser lanzado por los aires y caer sobre la mesa del comedor de Esme. Antes de que mi atacante pudiese acércanse Alice salto a él alejándolo.
Repentinamente la mano de Edward se aferro a mi brazo, habia despertado de las neblinas, sus ojos dorados me vieron nuevamente y nada más importo, quedamos perdidos en nuestra propia burbuja y la batalla, los ataques, los miedos y malos momentos quedaron atras, ya solo me importaba que él habia vuelto a mi.
El peso de las cosas que sucedían apenas empezaban a caer sobre mí, nos habían tendido una trampa y nosotros habíamos caminado a ella con los ojos cerrados, sin darnos cuenta de que camino tomábamos.
Tenia a Edward entre mis brazos, cada vez le costaba más mantenerse despierto, me miro a los ojos, llenos de dolor por ultima vez antes de caer inconciente, tal y como estaban los demás de la familia.
Vi a una mujer salir de la habitación de Alice, ella y Jasper estaban inconcientes, traía tirada de un brazo a Cristina que lloraba sin parar, sin duda alguna de ella había sido el grito que se escucho rato antes.
La mujer parecía desesperada de los llantos incesantes de mi amiga, la tomo con aun más fuerza del brazo y la arrojo contra una de las paredes del pasillo, el golpe en su cabeza fue tal que empezó a sangrar por la frente.
- “Cállate”- siseo con tono amenazante a su oído
Mi amiga no dijo nada, era como ver a un niño temeroso, que esperaba ser maltratado.
La tiro a mi lado, como si fuera un despojo, un completo estorbo en sus planes, al igual que también arrojaron a Jasper y Alice, aunque estos estaban un poco más lejos; la desconocida y el joven rubio se pararon junto a nuestro atacante.
- “Querida Bella, ya no pude resistir más, no le vi la gracia a seguir esperando- dijo él mientras se arrodillaba para ponerse a mi altura- ¿dime que no esperabas este día con tantas ansias como yo?- dijo con fingida alegría- creo que no nos han presentado, soy Alexander, pero puedes llamarme Alex, y ellos son Sara y William”- señalo a los otros dos con un movimiento de cabeza.
Algo en el como me miro me dejo helada, pude darme cuenta de que estuvo tentado a tocarme pero algo lo detuvo.
- “¿Verdad que se ve frágil, no parece el hombre fuerte que se supone que es?”- dijo la mujer refiriéndose a Edward, un gruñido que no pude controlar salio de mi pecho.
- “Cuidado Sara, ella es un poco agresiva”- dijo el joven, que permanecía alejado, algo divertido de la situación
El rostro de Alex se endureció por la ira y se puso de pie, tomándome por los cabellos y arrastrándome con él. Luche para que no me alejara ni de Edward ni de Cristina, aun más allá del pánico, sentía como la ponzoña comenzaba a bañar mi boca y mi garganta ardía en llamas, la sangre de Cristina, llenaba todos mis sentidos, incitándome a tomarla, a ratos parecía que podría sucumbir a tomarla, pero en esos momentos recordaba que tenia una misión más importante.
En lo que vio a nuestro enemigo alejarme, Cristina se arrastro por el suelo, hasta llegar al piano de Edward buscando resguardarse allí, como si en el pudiese encontrarse a salvo de lo que fuese que pudiera pasar.
- “Bella vamos a jugar- dijo Alex apoyando sus manos en mis caderas- yo te voy a soltar y tu vas a correr, si encuentras al otro humano lo dejo libre, si llegas a la salida los dejo libres a todos”- su voz era seductora y me trataba como si me conociera desde hace mucho, como si no tuviera solamente el deseo de matarme, como sin duda alguna hubiese algo más.
Aquel juego, como lo había llamado, que me proponía era muy sencillo, la desconfianza creció en mi, seguramente había una trampa de la que no me estaba percatando, mire hacia la salida del jardín y vi a mi hija y a Jacob en el suelo inconscientes.
Quite su agarre de mi cintura, él me libero sin poner resistencia alguna, pero aun así no me moví, no quería arriesgarme.
- “Sino quieres jugar, vamos directo al acto principal, vete despidiendo de tu familia Bella, que conste que te di una oportunidad- dijo dándome la espalda- CORRE”- me grito y en sus ojos había un rastro obvio de dolor.
Hice lo que me ordeno, no sé porque pero salí corriendo, como si empezara a creer en su oferta, como si verdad lo creyera capaz de liberarme si yo ganaba en su juego.
Me detuve en seco a unos pasos de la puerta principal, todo estaba siendo muy fácil, un fuerte olor de sangre me inundo, pero no era el olor de Cristina, eso solo quiere decir que Cristian también estaba herido en alguna parte de la casa.
Me gire rápidamente encarando a Alex, corrí hacia él, esperanzada de alcanzarlo para poder derribarlo y quizás allí tendría una mejor oportunidad, de que todos saliéramos de esto bien o lo mejor posible.
Me encontraba a unos cinco metros de él, cuando con un movimiento de su brazo una nube fucsia me envolvió, igual a la que había visto la noche que me ataco en New York.
Pegue con fuerza contra una de las paredes del fondo y una presión se instalo en mi pecho, como si pudiese quedar aplastada contra la pared, algo en mi se hizo más pesado, tenia el cuerpo dolorido y mi visión comenzaba a nublarse. De pronto la presión desapareció y caí en el suelo, llena nuevamente de manchas rojas, en mis brazos y seguramente en mi cuello también.
Me levante tambaleante y comencé a andar hacia él otra vez, la neblina colorida me rodeo por segunda vez en una noche, para golpearme con fuerza contra otra de las paredes.
Repetimos la rutina de liberarme y arrojarme unas cuantas veces, ya mi cuerpo estaba agotado, era como si cada vez que me envolvía aquella extraña neblina me robara algo de mi fuerza.
- “¿Es que no te cansas? Esta no es la manera de que te liberes”- dijo con voz irritada dando algunos pasos hacia mi.
- “Déjame ya”- solloce, lo único en lo que me podía concentrar era en mi familia en el suelo.
- Levanto su mano para apartar algunos cabellos de mi rostro – “eres tan hermosa, te pareces tanto a ella”- no entendía el sentido de sus palabras.
Se alejo de mi y empezó a caminar de un lado a otro, algo parecía atormentarlo y yo no entendía el porque de su cambio de actitud.
Volvió a acercarse y empezó a acariciar lo que había expuesto de mi piel, que no era mucho, pero paso sus dedos con tal delicadeza que me sorprendió, era como si temiera el hacerme más daño, rozo con sus suaves dedos cada punto de mi rostro, mi cuello, mis brazos y parte de mi pecho, me contemplaba como si nunca antes me hubiese visto tan detenidamente, como si quisiera ver algo que esta más allá de lo que se podía ver a simple vista. En sus ojos bailaba la llama de las ansias y el deseo.
No entendía como podía ser tan cauteloso en este momento si hasta hace unos momentos estaba decidido a matarnos, si ese era el motivo de que estuviera allí.
- “Maldita sea Bella, ¿Por qué tienes que mirarme de esa manera? ¿Es que acaso no vez que quiero liberarte de esta condena, de que seas esto?”- dijo irritado y herido.
Sus pensamientos estaban dejando de ser coherentes, por lo que podía ver; algo en mi lo hacia presa de algo más fuerte que su idea de matarme. Sin duda alguna estaba luchando con algo en su interior.
- “¿Dime que quieres?”- pregunte con un hilo de voz y mis palabras parecieron sorprenderlo, no solo a él sino a los otros dos también e incluso a mi, pregunte realmente curiosa de su respuesta.
- “¿Qué dijiste?”- pregunto luego de un rato, todavía incrédulo
- “¿Qué quieres? ¿Qué deseas de mi?”- solté jugando a la inocencia y a la seducción, me jugaría todas mis cartas para salir bien de esto
- “A ti”- lo dijo de una manera sumamente dulce, acariciando nuevamente mi mejilla, lo hizo sonar como si fuera lo más obvio.
- “Entonces me tienes, solo si nos dejas en paz”
- “Podría hacer eso”- dijo más para él que para mi, dio un paso atrás para verme mejor, como evaluando la sinceridad de mis palabras.
Aunque las pronunciara aquellas palabras en busca de ganar algo de tiempo, eran totalmente sinceras, haría lo que fuera necesario para asegurar que todos estuviesen bien.
Se acerco a mi, con la emoción de mis palabras pintada en la cara, como si esas le esperanzaran, como si le regalaran algo muy preciado para él.
- “Alex por favor”- dijo la mujer, dando un paso hacia nosotros, se veía irritada aunque su voz sonaba más dolida que otra cosa.
- “No sabes los feliz que me harías- dijo ignorando por completo las palabras de su cómplice- seria tenerte otra vez, solo que ahora para la eternidad”
- “¿Sabes que no te miento cierto? Me quedare contigo, por siempre y para siempre, si no les haces nada”- algo en mi se quebró, si él aceptaba mi propuesta estaría condenada a estar a su lado eternamente ¿podría acaso resistir estar lejos de Edward?
Se inclino hacia mi, yo todavía reposaba suspendida contra la pared, de la cual no me liberaba aun de su agarre, poso sus labios en mi cuello y Sara se acerco a toda prisa para apartarlo.
- “Alex, no le creas, es que acaso no ves que te esta manipulando”- grito herida, había algo más que simple precaución en sus palabras.
Él se limito a verla lleno de odio y en un movimiento rápido la arrojo contra una pared, como lo había hecho antes conmigo, al caer me di cuenta que los chicos empezaron a moverse en el suelo, como si salieran de las tinieblas donde el don de ella era capaz de tenerlos hundidos.
- “Alex, es un juego”- dijo de nuevo la mujer, que se ponía de pie con la ayuda del chico rubio que los acompañaba.
- “Si tu lo que quieres es tenerme a mi, me tendrás”- le dije con un tono seductor, algo desesperada reclamando por su atención.
- “¿Lo dices en serio?”- pregunto esperanzado por mi respuesta
- “No podría estar hablando más enserio, pero ella solo intentara separarnos”
- “No lo lograra”.- dijo al tiempo que acercaba sus labios a los míos, luche contra la repulsión que me producía su simple roce.
La nube que me envolvía se deshizo y cayo asfixiante sobre la que hasta hace segundo era su cómplice, estaba sumamente concentrado en lo que decía al punto que no se daba cuenta que los demás empezaban a levantarse.
Por la casa empezaron a oírse gritos de terror, eran los gritos de Sara, yo sabia bien lo horrible que podía ser el poder de Alexander y no lo había probado por completo, algo me decía que en ella caí con mil veces más fuerza que con lo cayo en mi, estaba dispuesto a eliminarla.
William miraba horrorizado lo que le sucedía a su amiga y su cara se cubrió con un velo de dolor, tal parece que ella era querida por alguien y no era exactamente quien ella creía.
Sin darme cuenta de cómo, comencé a girar en los brazos de Alexander, como si bailáramos sin la falta de verdadera música, más allá de los gritos incesantes de Sara; en su cara estaba grabada a fuego una sonrisa sádica aunque notaba en ella rastros de infinita felicidad, como si sintiera alcanzada cualquier meta.
Le dedique una sonrisa como pude, no era mi mejor sonrisa pero esperaba que la creyera, seguimos girando hasta estar a pocos pasos de una pared, me percate de que Leah, estaba en el suelo saliendo de su letargo, a escasos centímetros de nosotros.
No podía permitir que Alex se concentrara en otra cosa, porque si lo hiciera se daría cuenta de lo que ocurría.
Lo mire a los ojos, de la misma manera que habría mirado a Edward, imaginándome que me encontraba frente a mis tan adorados ojos dorados y no frente a estos pintados de un odiado tono carmín, que la sonrisa que bailaba en su rostro era la sonrisa que me cortaba la respiración y no esta que me llenaba de temor.
Me incline sobre él, conteniendo la respiración para que su olor tan distinto al de Edward no me causara más repulsión y coloque mis labios en su cuello, lo sentí temblar ante mi roce.
No sabia que hacer, de que manera ganar el tiempo suficiente como para que alguien pudiese ayudarme, nunca antes me había enfrentado, de este modo, a algún vampiro; llegaron a mi mente imágenes de Jasper, sus heridas de guerra, esa era la respuesta. Coloque mis brazos por sobre sus hombros y entrelace mis dedos a su rubio cabello, lo escuche ronronear de placer, lamí su cuello y su desagradable sabor llego a mi, deje un rastro húmedo de besos para que se relajara a mi toque, todavía los gritos eran el sonido de fondo de nuestros actos; sin pensármelo más clave mis dientes en su cuello penetrando la piel con facilidad, sus gritos superaron a los de Sara, su sangre bañaba mi boca.
Me empujo hacia el frente y cuando estuvo dispuesto a dejar caer sobre mi toda la furia de su poder una mancha gris se tiro sobre él, era Leah la que lo atacaba.
Me gire a toda velocidad revisando la zona, la mujer, que seguía con “vida”, la niebla que la envolvia se habia esfumado y tenia sus ojos de rojo encendido clavados en mi al igual que el chico; ella y William compartían miradas, concentrados en mi, pero también en Alex que estaba siendo atacado sin piedad alguna por Leah, que fue la primera en despertar.
Me acerque corriendo a Edward, con la esperanza de que reaccionara pronto. Todo paso muy rápido, se escucho como el choque de dos trenes y me vi tirada del lado contrario de la sala, la mujer estaba sobre mi, soltando maldiciones, al tiempo que me mostraba sus dientes.
Veía como estaba cada vez más cerca de mi, ejerciendo toda la presión que su cuerpo le permitía, segada por el odio y la sed de venganza.
- “El muy imbecil creyó en ti”- se escucho su voz alzarse sobre los golpes y el destrozo que se sentía al fondo, Leah estaba enfrascada en una pelea con Alex.
Gire por el suelo junto a Sara y pude notar de reojo que William se había unido a Alex contra la pequeña licántropo.
La escuche chillar y temí por su vida, en ese momento grandes zancadas cruzaron la sala.
Alguien alejo a la mujer de mi, era una enfurecida Esme, su rostro siempre tan amable y amoroso estaba contorsionado de la ira, que la embargaba, tiro a Sara contra la pared de cristal, que estaba cubierta con paneles de metal y antes de poder abalanzarse sobre ella, Carlisle la estaba atando primero.
Vi en dirección a Leah que contaba con el apoyo de Emmett, cada uno con alguno de los malos, por un momento se giro a ayudarlo en descuartizar a William cuando Alex se lanzo despiadado sobre ella, corrí a su socorro pero delante de mi se cruzo el lobo de pelaje rojizo y se lo quito de encima, ambos se lanzaron sobre Alex.
Ni Edward, Jasper o Seth despertaban todavía; Esme y Carlisle se encargaban de Sara; una más respuesta Alice ayudaba a levantar del suelo a Nessie; Emmett se encargaba de retener a William, propinándole cuanto golpe se le antojaba; y Rose había salido en busca de Cristian.
Corrí hasta Edward, el campo de batalla se estaba deteniendo y todo nos daba como victoriosos, cerca de él estaba la temblorosa Cristina, me acerque a ella con la intención de reconfortarla.
- “No me toques- dijo con la voz ronca de tanto llorar justo cuando dirigía mi mano a su rostro- eres un monstruo, todos ustedes lo son”- sus ojos, estaban llenos más que de dolor que de temor.
- “Tranquila”- le dije suave, intentando tocarla otra vez para darme cuenta de que nuevamente huía de mi tacto.
- “Me mentiste, nos mentiste”- la verdad de sus palabras, me hirió, una mentira, el ocultar lo que era, pensando que la protegía, hacia que perdiera a una amiga.
- “Cálmate…”- un cambio en la habitación me hizo tensar.
Al girarme vi como Rose traía en brazos a un inconciente Cristian, que sangraba por uno de sus brazos, pude notar que mi cuñada contenía su respiración.
Había algo más, aunque no sabia que era, envolví a Cristina en mi escudo, era la primera vez que lo usaba en toda la noche, era la primera vez que parecía consiente de que contaba con el.
Me agazape delante de ella y Edward, él todavía no había abierto sus ojos.
En ese momento lo vi, erguirse frente a mi, con los ojos negros de la sed, tal parece apenas se hacia consiente del delicioso manjar que se desperdiciaba en el suelo de la casa, intensifique mi protección sobre mi amiga, ella era la presa y él el depredador, la noche de batalla aun no terminaba.
De todas las personas a las que podría enfrentarme, él no era una de esas, algo en mi me hacia imposible saltar a atacarlo, no podía permitirme herirlo pero tampoco podía permitirle sucumbir ante la debilidad.
Me dispuse a atacarlo si era necesaria, aunque eso me lastimara profundamente.
Se acercaba a mi, con los ojos aun más oscuros si era posible, me agache aun más, saltaría en lo que diera otro paso hacia mi.
No fue necesario mi ataque porque delante de mi salto un celaje color arena, Seth había despertado, lo vi ser lanzado por los aires y caer sobre la mesa del comedor de Esme. Antes de que mi atacante pudiese acércanse Alice salto a él alejándolo.
Repentinamente la mano de Edward se aferro a mi brazo, habia despertado de las neblinas, sus ojos dorados me vieron nuevamente y nada más importo, quedamos perdidos en nuestra propia burbuja y la batalla, los ataques, los miedos y malos momentos quedaron atras, ya solo me importaba que él habia vuelto a mi.
10 comentarios:
Sorry pero las peleas no son lo mio... sé que este no es de los mejores caps... :(
Saraaaaa
T-T
me kede maaal!
me perdí en serio!!
waaaa!!
Haré una huelga de sangre si no me explicas! T-T
te adoro sara!
soy tu fan numero.... (?)
estuvo, padre pero al final
que paso???? en esa parte si me perdi, sigue escribiendo sip!!!!
xD
WOW¡¡¡¡¡¡
No fue de mis favoritos... pero aun así estuvo genial...
Me encanto ver por fin a Bella tener un poco de acción...
Gracias y Felicidades¡¡¡¡¡¡¡¡
hey sara cuando subes los demas estan super buenos ya los esperamos
me encanta!!! en serio me encanta como combinas las historia con los diferentes puntos de vista de los personages, me he leído hasta lo que tienes ahora en tan solo 3 días! me he viciado totalmente, por favor kontinua asi! publika el proximo kap YA!! T_T
haaaaa sara mori con la historia me encanto despues de q lei los libro me quedo la idea de q se sigueria la historia..pero dond estan los demas capitulos ?? sigue escribiendo q me vicie jejeje
Hola Sara soy nueva en esto, dejame felicitarte es excelente tu libro, saga, fics como sea me queda pero hipnotizada pero por favor no dejes que el capitulo XXX1sea el ultimo si hay mas por favor diganme. yo no puedo ver mas pero nuevamente felicidades.
hola, demasiado bueno, cuando continuas el capitulo??, quiero seguir leyendo
un preg, esta historia termino aqui? xq no han subido nada mas?
Publicar un comentario