viernes, 5 de septiembre de 2008

Capitulo IX Consecuencias

Capitulo XI Consecuencias

(POV de Renesmee)

 

Es increíble la reacción que se produce a nuestro paso, no solo en el Instituto sino también se evidencia en las pocas veces que hemos estado en el pueblo.

En el colegio hay tanto sentimientos de envidia como de amor, claro hacia todos, los de mis familia, surgen eso sentimientos, hasta por parte del cuerpo docente; en cuanto a nuestros compañeros, exciten muchos sentimientos encontrados, los propios de adolescente que idolatran a la más bella o la odian, cosa que siente mucos hacia mi tía Rosy. La mayoría de los estudiantes siente hacia los que viven en mi casa, a parte de lo común, un temor que no se pueden explicar, y que yo encuentro, en cierta media, justificado, aunque según comenta mamá los Cullen se están portando muy distinto a cuando los conoció, están intentando ser sociables; supongo que esa amabilidad, no representa un verdadero cambio, en la alamar de peligro que se enciende en la cabeza de los humanos cuando están junto a su depredador.

Como no van a sentir a cualquiera de los chicos Cullen como un peligro, si han visto a Emmett levantar una banca, por el costado, en el gimnasio, gracias a la apuesta que hizo con uno de los chicos de su clase; fue comiquísimo el escándalo que armo papá, al llegar a casa, a raíz de ese incidente, por fortuna para todos, y sobre todo para Emmett que habría tenido problemas si eso hubiese parecido más que la utilización total de la fuerza bruta, la mente humana es tan poco imaginativa que lo mejor que se les pudo ocurrir, para justificar, ese despliegue es que esta muy bien entrenado y los más osados se atrevieron a pensar que seguramente se inyecta esteroides.

Todos en ese pueblo quieren saber más de nosotros, incluso las chicas de mi clase, a más de una me la he pillado garabateando, en sus libretas, el nombre de mi padre o alguno de mis tíos. Hasta de mi abuelo se oyen comentarios, en los pasillos de la escuela, por parte de las que han logrado ser sus pacientes. No me cabe duda, de que somos lo más interesante por estas latitudes.

¡La escuela es simplemente genial! Llena de tantas cosas, que me moría por experimentar. Aunque siempre tengo precaución, de que en uno de mis momentos de emoción, el sentimiento sea tal que me descuide y le “muestre” sin querer cosas a quien toque; eso es, sin duda alguna, una de las pocas cosas que me molestan. Nunca había tenido que tener tanto cuidado con mi don, como ahora, de hecho la única persona sobre la cual, tenia algo así como uso restringido era mi abuelo Charlie, hasta ahora, porque a todos los demás les “digo”  a través de mis manos, una manera tan natural en mi, las cosas que me pasan.

Mi familia también tenia una, notoria, precaución, cuando se trataba de mi; papá vivía para “leer” cada pensamiento que me nombrara, imagino que algunos pensamientos no serán de su agrado, porque en ocasiones lo escucho gruñir o lo miro apretar con tanta fuerza la superficie de nuestra mesa del comedor, que dejaba sus dedos marcados en ella, la pobre mesa había sido ya, con tan poco tiempo ocupándola, victima de unos cuantos intentos de borrar la evidencia. Eso sin duda me hacia reír y yo no era la única que lo hacia.

En cuanto a Jake, se mantenía con nosotros, así que, mis temores, de los primeros días en Revere, había desaparecido. Era muy tranquilizador saber que él me amaba tanto como yo o amo a él, así que eso me bastaba.

Estaba con él en todas mis clases, me había permitido elegir que clases tomar, diciendo que iría a donde yo fuera, su única negativa fue a la idea de tomar Economía Domestica, insistía en que esa no era una materia para un chico rudo como él, claro esta, yo solo la propuse como broma, porque no estaba entre mis deseos, de la vida escolar, sentarme a aprender a cocinar. Decidí tomar Francés, Historia del Arte y Literatura como principales, y teníamos que ver, también, ciertas materias obligatorias –Matemática, Educación Física y algo de Biología, muy básico-. El pobre de Jake luchaba para no caer rendido, del aburrimiento, en las materias que más me interesaban pero a pesar de todo él no iba tan mal.

La gente constantemente, en un intento de obtener tanta información como le fuera posible del Dr. Cullen, sus hijos, esposa  a todo cuanto albergaba en su hogar, bombardeaba a Jake con preguntas, las cuales no contestaba, ese era entonces mi oportunidad de lucirme, contando nuestra maravillosa historia, la que había practicado tantas veces en casa hasta tener la oportunidad de decirla a quien preguntara de nosotros.

- “¿Qué tal la sed?”

En el momento que hablo soplo la brisa desde su dirección a la mía, el calido alieno de Jake me golpeo, se encontraba sentado a mi lado, haciendo formas sin sentido, en la tapa de su cuaderno. Estábamos en la clase de Historia del Arte, dictada por el, muy apuesto y joven bohemio,  Sr. Rider, para el momento que Jake se dirigió a mi, este estaba hablando de la connotación religiosa que se le daba al arte en la Antigua Grecia.

-       “Bien la verdad no me importa”- le conteste.

Estaba disfrutando de su aroma, a la mayoría en casa le molestaba pero a mi no, Rose tendía a decir que olía a perro mojado, yo no encontraba, con mi fino olfato, esa esencia que ella describía, tan desagradable.

El siempre se preocupaba, mucho en realidad, por mi comodidad y tendía a alarmarse o alterarse por la cosa más mínima. En una ocasión durante la clase de Educación Física, materia en la que destacaba sin esfuerzo –según él, porque no era necesario que usara el cerebro, sino solo la fuerza- Robert, uno de los chicos con que manteníamos una amistad, despego mis pies del suelo en un abrazo, en ese preciso instante, pude ver los brazos de Jake temblar y sentí, por un momento, que no seria capaz de controlarse; así que, cuando logre liberarme de aquel abrazo, corrí hacia él entre risas, como si estuviésemos jugando, sabia que su preocupación por no lastimarme seria lo más efectivo para obtener la calma, teniéndome entre sus brazos.

-       “¿Te digo la verdad?- miro hacia todos lados, como si lo que estuviese por decir fuera un pecado- Estoy muriendo de hambre”

-       Eso no era ninguna novedad para mi- “Tu siempre tienes hambres”- mis palabras nos liberaron en una risa de complicidad, solo nosotros dos sabíamos el motivos de las mismas y eso me encantaba.

La clase del Sr. Rider llego a su  fin, se había extendido un poco más allá de la campana, que anunciaba la hora del almuerzo, pero a nadie pareció molestarle eso; excepto a Jake, que estaba listo para salir corriendo hacia el comedor, cuando se percato de que el profesor seguía con sus explicaciones.

Caminábamos por el pasillo desde el modulo tres al modulo central, donde se encontraba el gran comedor, seguramente mi familia ya estaría dentro, ocupando nuestro lugar habitual.

-       “Nessie… ¿qué piensas hacer este fin de semana?- Preguntó Kristen , había corrido para alcanzar mi ritmo, ella era una de mis amigas en el Instituto.

-       “Nada en particular”- Respondi sin darle mucha importancia.

Nada en particular, repetí en mi cabeza, probablemente ir de cacería con mis padres, mi madre acostumbra ir incluso cuando no esta hambrienta, todo en un intento de no comerse a ninguno aquí en el Instituto, ¿por qué aquí?. Bueno, eso es simple, mi madre es Bella Masen, la chica que creen es mi hermana, pero la cosa no queda allí, ella en realidad esta casada con el chico que todos creen que odia, Edward Cullen – me pregunto que cara pondría alguien si le soltara una respuesta como esa-.

Claro que no tenia nada planeado, mi familia no era del tipo que hace planes con mucho tiempo de antelación, en parte porque teníamos todo e tiempo del mundo para hacer cualquier cosa y por otra parte porque sabíamos, a la perfección, que las cosas pueden cambian de un momento a otro sin previo aviso.

-       “Ah, entonces es perfecto- era obvia la emoción que le producía mi respuesta- porque pretendo hacer una especie de reunión, en mi casa, el viernes por la noche, solo para chicas y me encantaría que fueras… es más puedes llevar a tu hermana si gustas”

Ese solo para chicas, era una negativa, demasiado evidente tanto que hasta un ciego la notaria, de que no podían ir con Jake, mi perro guardián, así que, él no estaba invitado. Él le caía bien a todo el mundo, pero últimamente su actitud sombría, algo similar a la de Jasper, había provocado que el grupo se alejara un poco de él.

-       “Mmm… no sé, tendría que ver”- deseaba desesperadamente gritar que si, era la primera invitación ,a la que me importaría negarme, que me hacían, pero sabia que tenia que consultarla con el resto.

-       “Vamos ni que fueras a salir del país”

-       “Es que tengo que preguntar”

-       “No creo que tu hermana nos diga que no”

-       “No es solo ella- claro que en parte dudaba por mamá- tengo que preguntarle también a Carlisle, recuerda que estamos a su cuidado”

-       “Tienes razón, no había pensado en eso, pero no creo que Hottie- así llamaban a mi abuelo las chicas del colegio y de seguro todas en el pueblo también- te vaya a decir que no”

Estábamos llegando a las puertas de la cafetería, podía ver a mis tíos dirigirse a nuestra mesa, mientras que mamá y papá permanecían en la fila del comedor, en compañía de sus dos amigos.

Debía cortar la conversación allí, sino quería que papá lo “viera” todo, antes de que yo pudiera comentarlo, y convencer a algún aliado, que seguramente seria Alice o incluso mi abuela Esme, que por verme feliz intercedía por mi casi siempre.

-       “Veremos luego… Ahora cuéntame ¿crees que Peter te invite al Baile?”- sabia que eso ocuparía su mente por un buen rato y con algo de suerte seria durante toda la hora de almuerzo.

Me disponía a entrar al comedor, pero la mano de Robert me detuvo.

-       “Siéntense con nosotros hoy, por favor”

Nunca me había sentado con alguien que no fuera de mi familia, a la hora de la comida, me era sorpresivamente grata la invitación, que me hacia Rob, acompañada de ese puchero suplicante que ponía para conmover corazones, además era la primera vez que me invitaban, bueno que nos invitaban, yo sabia que el plural se debía no solo a una cortesía con un compañero de clases sino que seguramente también sospechaban de que no iría si Jake no podía.

Comencé a caminar hacia mis padres, ninguno de los dos había volteado ante mi presencia en la habitación, pero estaba segura de que ya sabían que estaba allí.

Me preguntaba que tenia que hacer con esa invitación, si debía decir que no en esta ocasión, para ir introduciendo la idea en casa o si debía preguntar en ese momento y ver que respuesta obtenía. Me incline por preguntar de una vez.

Mamá me daba la espalda, llevaba puestos unos jeans oscuros con una camisa de un tono lila muy claro. Deseaba tanto abrazarla y a papá también. Eso era otra de las cosas que me molestaba del Instituto, la distancia que tenia que mantener entre mi familia, no estaba acostumbrada a eso, había crecido, sin importar lo rápido que fuera, rodeada de ellos, entre sus brazos. Era la consentida de todos, la mediadora entre las apuestas de mis tíos Jasper y Emmett, ellos eran mis jugadores favoritos, suelen llamarme nenita, en casa; mamá era mi mejor amiga; mi tía Alice, mi cómplice por excelencia; mi querida abuela Esme y tía Rosy, mis más grandes alcahuetas, el abuelo Carlisle, mi gran mentor, siempre había algo que podía aprender de él; y papá simplemente mi gran fascinación; por eso odiaba ese trato distante y el llamarlo Ed o cualquier otro por su nombre, sin mostrar ningún afecto.

-       “Hola Bella- dije queriendo abrazarla, pero me conforme con tocar su hombro- Ed”- aunque mi boca era tan distante cuando se trataba de él, mi mente no lo era- Te quiero muchísimo papá.

El contesto con un pequeño movimiento de su cabeza y yo le correspondí igual.

-       “Nessie… pensé que ya estarías con el resto”- mamá intentaba parecer sorprendida, eso me dio ganas de reír, era tan mala actriz, los que la conocíamos bien podíamos darnos cuenta de eso.

-       “No, la verdad, se me hizo tarde en el salón”- casi no logro detener la carcajada.

Antes de que pudiera hablar nuevamente, la observe mirar a mi alrededor, para constatar quienes estaban conmigo.

-       “Este… mmm… B, los chicos nos invitaron a comer en su mesa hoy”- odio llamarla B. Di la información de forma clara, sabia que todos me escucharían y vendría la consulta silenciosa de si debía o no comer con ellos.

 

Mamá se volteo nuevamente, a tomar una fruta del mostrador, sabia perfectamente que estaba consultando la mirada de cuanto miembro de la familia podía, sentí el cuerpo de mis tíos tensarse en la mesa, a la distancia. Vi asentir a Alice, a la pregunta que parecía hacerle su cuñada, era tal lo compenetradas que estaban que en ocasiones tenían esas conversaciones en las que no decían nada pero aun así salían con resoluciones; la misma actitud obtuvo de papá, lo mismo pasaba con ellos, no hacían falta las palabras para que se entendieran y el don de papá no era del todo un aliado para su comprensión, ya que solo podía ver en la cabeza de ella cuando se lo permitía.

-       “Claro… No hay problema nena”- dijo finalmente, era obvio que la idea no le entusiasmaba, pero prefería dejarme ir ahora a que le hiciera un berrinche más tarde.

-       “Bueno, entonces, nos vemos más tarde”- quise besar a mis padres y dedicarles un saludos a mis tíos pero eso definitivamente era inapropiado.

Quedaba poca gente en la fila del comedor, lo que nos hizo sencillo tomar lo que comeríamos y dirigirnos a la mesa, yo elegí un yogurt –seguramente eso entusiasmaría a las que pensaban que de seguro teníamos un gym en casa y no salíamos de el, que éramos unas matadas haciendo ejercicio y gracias a eso eran nuestros cuerpos- Jake por su parte llevaba su bandeja a rebosar de comida, pastelillos, pizza, frutas, cereal, de todo cuanto había para escoger; parecía querer esconderse tras la muralla de comida.

Ya en la mesa del otro lado -que tendían a ocupar mis amigos junto a otros compañeros- del cual acostumbraba a sentarme, escuchaba a mi familia murmurar sobre lo que pasaba aquí, muy atentos a todo, se veian de los más extraños, sus figuras no estaban en posiciones irreconocibles, pero si se notaba la tensión en ellos.

Intente concentrarme en la conversación de la mesa que ocupaba en ese momento, se hablaba del baile, de quien iría con quien, se discutía sobre las clases. Kristen volvió a comentar lo de la fiesta, a lo que le conteste con que la llamaría en la noche cuando ya tuviera respuesta –mamá a estas alturas ya se habría enterado y papá también- ya que más daba con que me preguntara al respecto.

Escuche en la otra mesa, que planeaban saltar si era necesario para rescatarme, eso sin duda me hizo reír, todos allá estaban sumamente incómodos, pero mis tíos buscaron llevar la calma al lugar, y luego de un comentario de mamá, el habiente se torno más agradable incluso donde yo estaba, eso solo tenia una explicación, Jasper estaba haciendo uso de su don.

Termino la hora de la comida, seguramente, eso marcaría el fin de la hora de vigilia, que habían tenido todos.

Salí a mi próxima clase, Literatura, acompañada de todos y del más importante, para mi, Jake.

En esta clase teníamos asignada como lectura, para este periodo, Cumbres Borrascosas, cuando papá se dio cuenta de eso, no solo gracias a mis pensamientos y los de Jacob, sino  también a los de todos los chicos de mi curso, me pedio que por favor, mantuviera ese  libro lejos de él, su reacción me sorprendió, ya que le fascinaba leer, ¿que otra cosa podría hacer con más de cien años?, sin contar que por lo general amaba los clásicos, decía que cuando los libros modernos lo fueran les daría una oportunidad; es que el pobre ya había visto tantas veces aquel libro en las manos de mi madre, que no quería verlo en las mías. Creo, incluso, que sus palabras exactas fueron: “Ese dichoso libro otra vez, será que me perseguirá el resto de mi existencia, ni que fuera una verdadera maravilla”. Ese día reí muchísimo con su expresión y lo moleste mostrándole a través de mis manos su reacción una y otra vez. 

En el salon comentamos sobre las actitudes de Kathy, tome algunas notas, pero algo empezaba a inquietarme. Jake, estaba sumamente cambiado en comparación a las primeras horas de clases. La campana marcaba, nuevamente, el fin de otra jornada escolar. Tendría que ir a casa y dormir esperando que amaneciera otra vez para venir al Instituto.

Empezamos a caminar hacia el parqueadero, todos ya estarían por tomar los coches. En las escaleras nos topamos con mi madre y su amiga Cristina.

-       “Llevaremos a Cristy hoy a su casa”- Me avisaba, como para que no pudiera cometer ninguna imprudencia.

-       “Ok”

Podía ver, junto al Audi, a mi familia en pleno, papá junto a su Volvo, como era usual. Mamá busco en el bolsillo de sus jeans las llaves del carro, mientras se paraba junto a el.

-       “Dios”- dejo escapar su amiga

Papá no pudo contener su risa, pero la camuflajeo, haciéndolo parecer que se reía de algo que había dicho Alice, quien era la que se encontraba más cerca de él.

La pobre de Cristina, intento componer su reacción ante aquel carro, para hablar nuevamente.

-       “Muy lindo carro Bell”- todavía el asombro era notorio, seguramente esperaba que condujéramos un trasto.

-       “Si verdad, es un regalo de alguien que me quiere mucho”- la vi guiñarle el ojo a papá.

Aunque por lo general este se alegraba con cualquier gesto de afecto, esa guiñada no dio mucho resultado, lo vi poner cara muy seria, como cuando escuchaba cosas que deseaba no haber oído, de pronto tenia la mirada clavada en Jacob, que se encontraba detrás de mi, en un principio pensé que sus ojos asesinos eran conmigo, eso me puso considerablemente nerviosa.

Mamá se subió al carro y todos los demás hicieron lo mismo, en el que le correspondía a cada quien. Papá arranco primero, ya nos veríamos en casa.

Me disponía a sentarme en la parte trasera, para poder ir con Jake, yo entre primero, cuando este tenia medio cuerpo en el carro beso mi frente, como lo hace para despedirse.

Sentí como mi corazón se aceleraba al punto de querer salir galopando de mi pecho, lo mire a los ojos que me confirmaron lo que sospechaba, el miedo volvía a crecer, miedo que había disipado con la calidez de su abrazo, hace ya tantos días. Era inminente, me dejaba.

-       “Quiero dar un paseo a pie”- dijo con su voz apagada

-       “Voy contigo”- las ansias y la desesperación me consumían, sentía que no podría mantener la compostura.

-       “No- fue más tajante que nunca- quiero ir solo, enserio”

-       “Este Jake…”- ni siquiera mamá era capaz de salir a mi rescate, no pudo culminar la frase. Y su amiga no quería mirarnos desde el asiento del copiloto, como si eso nos diera privacidad.

-       “Tranquila Bella, voy por un paseo”

Era mentira, me estaba mintiendo al igual que le mentía a mi madre, era una mentira que sin duda quería que reconociéramos, él podía hacerlo mucho mejor que eso.

Eso era lo que había visto mi papá, por eso se había puesto rígido, pero yo solo sabia parte, solo sabia que estaba siendo engañada, por el hombre que más amaba en el mundo, pero no sabia sus motivos, realmente no sabia nada, más allá de que el dolor estaba nublando mi vista y todo comenzaba a ponerse negro, sentía como si estuviera a punto de desmayarme.

-       “ Nos vemos Ness”-

Su voz me dejaba ver que se sentía tan mal como yo, pero aun así estaba determinado a partir en ese mismo instante. Tan malo seria, lo que lo inclinara a irse, que no podía esperar llegar a casa, recoger algunas cosas y, quizás, despedirse apropiadamente.

Claro que no, quería evitar que yo lo atara, que dijera algo que lo obligara a quedarse. A pesar de todo yo sabia que él deseaba quedarse.

Me beso, esta vez en los labios, nadie nos vio; sentí sus labios calidos moverse contra los míos, que estaban más torpes que nunca gracias al llanto contenido, lo sentí acariciar mis rizos y mi rostro entre sus grandes manos como para memorizar todo lo que sentía.

-       “No me dejes, no te vayas, no me dejes- le rogué entre lagrimas muy bajo, para que solo é me escuchara

Me aparto gentilmente de su cuerpo. Sentí que con ese gesto me sacaba el corazón, era casi como si pudiera ver como lo apretaba entre sus manos y lo tiraba al suelo. Me percate de otras lagrimas que no eran las mías, él también lloraba.

-       “Solo quiero correr”

Cerro la puerta del coche y le pidió a mamá que arrancara. Me quede allí petrificada en el asiento de atrás, recordándome que era necesario respirar, viendo por la ventanilla, esperando distinguir el celaje rojizo del enorme lobo, corriendo a casa, pero no vi nada.

En el carro empezaron a hablar en el asiento delantero, yo no dije palabra alguna, no había nada que quisiera o pudiera decir más que su nombre. Jacob.

Al llegar a casa, luego de dejar a Cristina, baje a grandes zancadas del carro, sin esperar a nadie, papá estaba esperando en el porche, corrí sin mirarlo, casi tropiezo con él sino es que se quita de mi camino.

-       “Jacob, Jake- gritaba en la sala, esperando verlo salir de su habitación- Jake, vamos sal, estos no son juegos. Ya has corrido bastante”

Las lagrimas, empezaban a irritar mi ojos, la garganta me dolía de tanto gritar su nombre y me voz se quebraba por el llanto.

Podía verlos a todos rodeándome, no quería que ninguno se me acercara, no deseaba que me consolaran de mi propia estupidez, estaba tan concentrada, en lo maravillaza que era la escuela, que había dado por segura la presencia de Jacob.

-       “Jake, vamos, no ves que me lastimas”- si estaba cerca eso lo haría volver, odiaba verme sufrir.

-       “Ha ido a LaPush”- dijo mi padre, pero esa información no era para mi sino para mamá.

-       “NO”- el grito salio de mi pecho no solo ahogado por el llanto sino que también estuvo acompañado de un gemido desgarrador, como el que hace un animal herido.

Las palabras de mi papá solo confirmaban mi temor, Jake para ese momento ya estaría muy lejos como para escucharme llamarlo, mis piernas empezaron a temblar y todo se puso gris para luego hacerse negro, no llegue a tocar el suelo, los brazos de Emmett me sostuvieron, lo reconocí por lo grandes que eran.

Desperté en mi cuarto, con el rostro húmedo de tanto llorar, ya estaba bastante oscuro, así que, habría dormido un buen rato. Corrí a la casa principal, a su cuarto, deseaba con todo mi ser que todo hubiese sido una pesadilla, que Jake hubiese vuelto ya de su carrera.

Su cuarto estaba vació, con las luces apagadas y lo frió que estaba me demostraba que no había estado allí, desde hace mucho ya. Me acosté en su cama con la esperanza de sentir algún rastro de él. Después de un rato entre sus sabanas –creo , incluso, que me quede dormida nuevamente- tome una resolución, lo buscaría, después de todo ya sabia donde estaba, no me importaría tener que correr, tenia que llegar hasta él lo más pronto posible.

Alice entro a la habitación, me incorporé de un brinco.

-       “¿Estas mejor nena?”- la pregunta sonaba a mera cortesía.

-       “Me voy”- me limite a decir, sabia que mi tía no había visto venir eso, era ciega en cuanto a Jake y a mi.

-       “No vas a ningún lado”- apretó mi brazo, con más fuerza que nunca, cuando pase a su lado, era estupido intentar apartarme.

-       “Si me amas, me dejaras ir y ocultaras mi rastro lo más que puedas”- le dije mirándola a los ojos, las lagrimas empezaban a florecer.

-       “Nena”- sabia bien que si mi tía pudiera llorar lo haría.

Sentí su mano aflojarse, no tenia tiempo que perder, pronto alguien me escucharía o mi padre lo leería en algún lado. Fui con prisa a través de la sala, para llegar a la casa de la piscina, ocultando mis pensamientos, en los preparativos del Baile por venir, entre a mi habitación, busque algo de dinero en efectivo y en el bolso eché el celular que nos habían dado mi abuela, el primer día de clases; mi pasaporte, porque no sabia hasta donde tendría que ir luego de encontrar a Jake, le ofrecería lo que fuera, escapar si era preciso; y una de las tarjetas de crédito. Estaba dispuesta a lo que fuera.

Que manera de finalizar el inicio de semana, mi vida se había hecho un caos y apenas era lunes.

-       “¿De verdad crees que no nos enteraríamos?”- era mi madre en la puerta de mi habitación.

-       “La verdad, no me importa… no entiendes…”- no me dejo terminar la frase, aunque mis propias ganas de tirarme a llorar me lo impedían

-       “Te equivocas en eso, te entiendo más de lo que crees”

-       “Excelente, entonces entiendes porque me voy”- mis palabras la golpearon como un bloque.

-       “Querrás decir- respiro hondo, podía notar la lucha interna- nos vamos, no llegaras muy lejos corriendo, además, no le caería mal una visita a tu abuelo Charlie”

-       “Gracias mamá”

Corrí a sus brazos, necesitaba tanto que me consolara. Era como si pudiera ver como se desmoronaba todo a mi paso. Sin querer estaba destruyendo lo que más amaba y parecía acumular error tras error, hubiese destrozado a mi familia, a la dulce Esme, hubiese vuelto loca a mi madre y hecho infeliz a mi padre si mi intento de fuga hubiese funcionado. 

-       “No van solas”- otro se había unido a mi repentino viaje, era la voz de papá.

Se acerco para envolvernos en su abrazo, debí imaginar que ya se habría dado cuenta de lo que planeaba y de que por nada del mundo se separaría de mamá.

Me tome un momento para hacer mejor la maleta, ahora que no estaba sola en esto. Todos en la casa se morían por ir con nosotros; Emmett insistía en que su presencia, en Forks, era necesaria si había que golpear a alguien, obviamente se refería a Jake; pero mamá calmo todo, con la  ayuda del abuelo, después de hacer las explicaciones pertinentes, se quedarían porque no podríamos desaparecer de la noche a la mañana, de ese modo darían cualquier excusa a nuestra corta partida. Yo esperaba que fuese corta.

También telefonearon al abuelo Charlie, para anunciarle nuestra visita y papá termino de alistar el carro.

Bese a todos, con las pocas fuerzas que me quedaban y me dispuse a ir hacia Jake.

1 comentario:

Blancanieves Envenenada dijo...

Me encanta como escribes ^^ pero tengo una duda. este cual es, el 11 o el 9? :S