miércoles, 3 de septiembre de 2008

CAPITULO VII Lunes, Primer día

Capitulo VII Lunes, Primer día

No era tarde como para tener que correr en busca de nuestros horarios de clases, pero Jasper quería tener todo listo, como buen estratega. 

Me estresaba un poco el saber como todos esos humanos nos miraban con notoria fascinación, en esos momentos deseaba poder ir del brazo de Edward, que se encontraba unos cuantos pasos por delante de mi, como quien ignora por completo a una visita de la cual tiene que hacerse cargo por obligación, yo sabia bien que él estaba por completo pendiente de mi. En realidad de todos, tanteando la zona como un vigilante; al igual, que Alice que iba con los ojos en blanco monitoreando el futuro, o por lo menos lo más que le permitiera la presencia de Jacob y Nessie, con Jasper guiándola, tomada del brazo, y este bajando un poco los ánimos a nuestro paso.

Caminaba junto a mi hija y parecíamos comentar nuestras impresiones de la nueva escuela, en realidad, ella se repetía así misma que debía tener calma, que todo saldría bien, nunca la había visto tan nerviosa y eso que le encantaba ser el centro de atención, yo solo podía dedicarles palabras de aliento. El olor, tentador, de la sangre no me resultaba tan fulminante como pensé que seria, o por lo menos eso fue lo que creí mientras estábamos al aire libre.

Al entrar en la pequeña oficina de Nuevas Admisiones, el calor que había en esta enriqueció, considerablemente, el aroma a sangre. Pude experimentar el rugido de mi estomago y la quemazón en mi garganta, era lo que esperaba que fuera, mucho me habían explicado, todos, que así me sentiría pero que podría controlarlo. Contuve la respiración como instinto, al notar la contracción de mis músculos, listos para saltar sobre cualquiera de los estudiantes que se encontraban allí, no habría testigos, podría detenerlos a todos antes de que gritaran, sacudí la cabeza para alejar esas ideas,  – era experta en eso de resistir a la tentación- sentí la risa burlona de Emmett al notar el estado de mi cuerpo y eso me ayudo a controlarme aun más, no podía permitirle ganar la apuesta de que sucumbiría ante el deseo de tomar una vida humana. Me percate de que nadie se fuera a dar cuenta, o por lo menos ningún humano, cuando busque la mirada de Edward. Susurre su nombre muy bajo y rápido, lo que lo hacia imposible de entender para una persona normal, él volteo disimuladamente, al encuentro de mis ojos y sostuvo mi mirada unos segundos, mientras me miraba en sus ojos me recordaba a mi misma que ese era el rostro de la persona que más amaba, de la persona a la que no podía decepcionar; en ese momento empecé a respirar con cautela, ignorando el exceso de ponzoña en mi boca y la resequedad, inhalada tras inhalada, se hacia más fácil resistir y podía ignorar con más facilidad lo que me pedía el instinto. Pude controlarme por completo.

Estábamos haciendo una cola ante el mostrador de la recepcionista, habían unos cuantos estudiantes verificando sus asignaturas a ultima hora, ninguno de ellos sabia el peligro al cual estaban expuestos;  finalmente estuvimos frente al mostrados. Detrás de este estaba una señora muy alta, de edad media, con gafas gruesas y ropas muy pasadas de modas, parecía todo una secretaria o bibliotecaria, no me decido en el como clasificarla.

-       “¿Si jóvenes en que puedo ayudarlos?”- dijo con esa voz tan simple, tan común, definitivamente tan humana.

-         Disculpe, no se si tenga que dirigirme a usted- planteaba Jazz, asiendo uso de la voz que cualquiera de nosotros empleaba cuando no quería recibir un no por respuesta- somos los hermanos Cullen y Hale.”

No hizo falta que terminara de plantear la idea, enseguida la mujer se acomodo mejor en su silla, supe al instante que nos estaba esperando, seguramente había escuchado muchos de nosotros, de lo que se rumoraba en el pueblo a raíz de la llegada del apuesto Doctor Cullen y su poco convencional familia.

-       “Por supuesto- la mujer nos miro a todos de arriba abajo, era la primera vez que nos miraba realmente.- deben ser entonces Jasper, Rosalie Emmett, Edward y Alice.”

Era obvio que aquella mujer intentaba adivinar a que cara pertenecía cada nombre, yo solo esperaba detrás del resto de mi familia mi turno para hablar. Edward reía por lo bajo, quise preguntarle de que, pero me recordé a mi misma que tendría tiempo para eso más tarde en casa.

Jasper  la ayudo a aclarar su duda, con un movimiento de su mano repitiéndole los nombres en la ubicación correcta. La mujer parecía agradecida a la aclaratoria.

Esta le entrego ágilmente unos papeles a cada uno, que eran un pequeño plano del campus, la lista de materiales para algunas asignaturas y una planilla de asistencia a clases que debía firmar cada profesor con el nos presentáramos. El camino quedo despejado y Nessie, Jake y yo, avanzamos al mostrador.

-       “¿Y ustedes son?”- pregunto la mujer, era obvio que esa mañana había más movimiento en esa oficina que de costumbre.

-       “Buenos días – aun cuando los nervios estaban a flor de piel contuve cualquier espasmo- este… somos las hermanas Masen”

-       “Oh… claro disculpa, ustedes son las hermanas que están bajo el cuidado del Doctor Cullen- la mujer parecía sorprendida por algo que después le preguntaría a Edward- y el joven ¿quien es?”

-       “Jacob Wolfe”- se limito a decir Jake.

-       “Bueno aquí están también sus horarios”

La mujer nos entrego los mismos papeles que ya le había visto dar a los demás. Le agradecí y di media vuelta para salir, el resto de nuestra familia nos esperaba a la puerta, en eso la voz de la mujer se levanto nuevamente.

-       “Señorita Masen- no reconocí por un instante mi nuevo nombre, siempre había sido Swan y en los últimos años Cullen- Isabella”

Dijo la mujer, imagino que pensó era necesaria teniendo a dos Señoritas Masen en la habitación, para fortuna mía.

-       “Si dígame”- voltee al preguntar, a un concentrada en mi horario

-       “Lo lamento, olvide decirle, algunas de las clases que solicito, de avanzada, se encuentran copadas, así que su horario es el mismo que el del Señor Cullen”

Eso me sorprendió, había solicitado, solo, algunas clases con Edward para alimentar nuestra puesta en escena de un amor floreciente, no sabia a cual de los hermanos se refería a ciencia cierta, así que mi, aparente, falta de entendimiento, ante lo que esta mujer decía la hizo plantear mejor la oración, sin necesidad de que yo dijera palabra alguna.

-       “Lo siento, no me he explicado bien, su horario es el mismo que el de Edward Cullen, espero eso no les moleste”

-       “Para nada, supongo que tendrá que ser así”- dije sin mostrar animo alguno, quizás hasta deje ver un poco de desagrado.

Di medio vuelta  y retome mi salida de esa habitación, junto al resto.

-       “Cualquiera diría que me odias”- dijo Edwrad a modo de burla.

Estábamos a punto de sepáranos para dirigirnos a clases; Emmett, Rose y Jazz representaban nuevamente a los mayores de a familia estaban inscritos para cursar décimo primer año, aun cuando intentábamos parecer lo más jóvenes posibles, ellos definitivamente eran muy grandes para ese grado, aunque nadie parecía darle mucha importancia. El resto de nosotros estábamos cursando décimo, Edward y yo en cursos avanzados de ciencias y literaturas, y Alice, Jake y Nessie en cursos regulares, aunque eran pocas las clases que tenían juntos. Nos dimos entre todos unas ultimas indicaciones, me reconfortaba, el hecho, de que sabia que no iba a estar solo en ningún momento, abrace a Nessie, con demasiada ansiedad y le bese la mejillas, al momento de abrazar a Jake le pedí que la cuidara, al igual que le pedí a Alice. Nos despedimos hasta la hora del almuerzo.

Camine junto a Edward, aunque no parecía haber intimidad o confianza alguna entre nosotros, llegamos a la clase de Matemáticas, dictada por la Srta. Bonder. Era una mujer joven, quizás de unos 30 años, delgada, con la piel clara, de cabellos largos y rizados color caoba, muy bonita para parecer profesora de Matemáticas. En el salón nos sentamos uno detrás del otro, al final de la fila, yo estaba primero que Edward. A mi lado se sentó una chica blanca , de largos caballos castaños que terminaban en bucles, tenia una sonrisa encantadora; podía sentirla mirarnos, a los dos súper modelos, por el rabillo del ojo, dudando de hablarnos o no. Sabia que teníamos que hacer “amigos” por Renesmee, que funciona algo así como relacionista publica - ella en definitiva es mejor depredador que nosotros, dado a que la gente no le huye sino todo lo contrario, quieren estar más y más cerca de ella-; así que en lo que supe que esta chica me vería le dediqué una sonrisa calida, cuidadosa de no mostrar mis dientes, ni mostrarme muy seductora para no espantarla. Mi plan dio resultado.

-       “Hola, eres una de las chicas nuevas ¿verdad?”- se notaba el creciente nerviosismo en la voz de la pobre.

-       “Si, mi nombre es Bella- me mantenía lo más dulce que podía- y él es…”

-       “Edward Cullen”- su voz aterciopelada si que resultaba seductora, aunque yo sabia que no estaba intentando serlo.

 Edward interrumpió mi trabajo de presentación, después de todo el que no nos tratáramos con “intimidad” no quería decir que debía ser descortés.  Él la saludo con un simple movimiento de mano.

-       “Este… Yo soy Cristina”

-       “Encantada”- dije entre risitas.

Nuestra conversación se interrumpió, gracias al inicio de la clase. La misma paso sin gran complicación, yo garabateaba en mi libreta, mientras podía escuchar a la Srta. Bonder hablar sobre vectoriales; ella, imaginó, habrá notado a Edward poco atento a sus explicaciones, conociendo seguramente estaba mirando al vació, así que esta decidió preguntarle algo sobre una suma vectorial, que parecía sumamente complicada, con la obvia esperanza de que contestara mal y de ese modo poder llamar a la atención del grupo completo. Edward, claro esta, contesto correctamente e hizo incluso alarde de su amplio conocimiento para enriquecer la explicación que daba. De ese modo transcurrieron otros largos veinte minutos, hasta que finalmente sonó la campana. Nos levantamos, rumbo el escritorio que estaba en frente, para que la profesora firmara nuestra asistencia.

-       “Ya son ochenta años viendo lo mismo, será que alguien podría hacer algún descubrimiento importante en el mundo de las ciencia, hace años que no pasa nada”- me susurro

-       “Muy buena su respuesta Sr. Cullen”- dijo la profesora mientras firmaba nuestras planillas.

-       “La verdad es que su explicación fue muy buena, por eso tuve la seguridad de responder”

Mientras presenciaba el intercambio de piropos, sarcásticos, de estos dos, intentaba contener la risa que empezaba a invadirme, afortunadamente nos dirigimos a la puerta rápido. Cristina nos esperaba a la salida.

-       “Que suertes tienes, yo no habría sabido responder”- dijo, esta vez con una nota de admiración hacia Edward.

-       “No es tan difícil, la verdad”

Caminamos a nuestra siguiente clase, que también compartíamos con esta chica. La clase de literatura paso sin gran entusiasmos, este trimestres seria dedicado a la novela clásica, así que leeríamos Orgullo y Prejuicio de Jane Austin, para mi suerte me lo sabia, literalmente, de memoria, aunque con gusto la leería nuevamente, y era obvio que a Edward le resultaría tedioso, para su fortuna también se la sabia en su totalidad. Esta clase la daba un hombre muy mayor, de cabellos blancos, parecía un abuelito de publicidades, el Sr. Both.

También salimos de esa  en compañía de nuestra nueva amiga, que parecía tomar valor a cada paso, para comentar algo sobre alguna de las clases, aunque por lo general la timidez la detenía.

Íbamos rumbo a la cafetería, al entrar tomamos una bandeja al igual que todo el mundo y nos colocamos en la formación, los demás estaban solo a unos cuantos puestos de nosotros, ninguno parecía poner especial atención en lo que colocaban en sus bandejas, excepto Jake y Nessie que aparentemente estaban hambrientos. Mi bandeja la pago Edward junto a la suya, parecía un gesto de simple caballerosidad, le dedicamos unos sonrisa a Cristy indicándole que nos sentaríamos con el resto de nuestra familia, eso si la acobardo, aparentemente no tenia tanto valor, todavía, como para sentarse con todos los nuevos, prometimos verla en la próxima clase.

Nos sentamos todos juntos, en una mesa lejana del resto de los jóvenes del instituto. Nos comentábamos como nos había ido en las primeras horas, escuchaba con atención a Nessie, deseaba saber todo de ella. Jake no intervenía mucho, estaba más concentrado en comer.

-       “En serio que me encantaron mis primeras clases”- la euforia de Nessie era desbordante

-       “Me alegra mi niña- intentaba contener un poco el interés de mi voz- y que más cuéntanos”

-       “Bueno se acercaron unos chicos Pete y Robert, fueron sumamente atentos y tenemos casi todas las clases juntos, me indicaron donde estaban mis salones y comentaron conmigo respecto a los profesores”- Nessie tenia un ritmo acelerado al hablar.

-       “¿Y que hay de amigas?”- tenia tantas preguntas que quería hacer.

-       “También, hable con unas chicas Kristin y Catherine, fueron muy amables- se percato de que no incluía a Jake en su historia- nos acompañaron a Jake y a mi un buen rato, conversando y todo eso”

-       “Que bueno princesa –Edward sonaba también interesado en lo que ella contaba- Por cierto nosotros también tenemos amiga nueva”- esta vez se dirigía a mi.

-       “A si, que bueno”- era Alice, entusiasmada porque todo pareciera ir a la perfección.

-       “Si, la pobre siente simpatía por nosotros, esta en nuestra clase, y atribuye el temor que nos siente a sus nervios comunes”- No pudo evitar reír.

-        Recordé algo sobre lo que quería preguntar- “¿De que reías en la oficina de Admisión?”

-       “De lo común… la pobre Sra. Smith – así se llamaba la recepcionista- repitió en su interior una y otra vez que éramos muy jóvenes para tener pensamientos impropios con nosotros, y la típica pizca de celos que sienten las mujeres cuando están cerca de ustedes”

Todos reíamos ante esa idea, pobre recepcionista, no tenia idea de que era lo que le gustaba. Que cualquiera de los chicos, exceptuándonos a Jake, Nessie y a mi, eran mucho más viejos que ella

-       “Y dime hermano… ¿ya hablan de nosotros?”- Emmett parecía tener particular interés

-       Mis sospechas fueron confirmadas cuando Edward pronuncio su nombre con un grado de reproche- “¿Qué hizo?”- pregunte, muerta de curiosidad

-       “Aparentemente, se exhibió musculoso y con la chica más bella del instituto en su salón, por lo menos eso es lo único en lo que piensan sus compañeros”

Emmett se carcajeo por lo alto, feliz de haber logrado su cometido, marcar territorio.

-       “Y bueno todo el mundo tiene especial fascinación por las cuatro hermosas chicas que nos acompañan, somos de los más envidiados”- Edward continuo comentando lo que leía en la mente de los demás, en un movimiento muy rápido, para el ojo humano, acaricio mi mejilla.

-       “Por favor Edward, no lo digas con sorpresa, eso es obvio, ¿quién no nos consideraría hermosas?”- por primera vez Rosy hablaba en la mesa, era obvio que ese tipo de noticias eran las que más le gustaban

-       “En fin todo el mundo esta hablando de nosotros”

Las horas restantes en el instituto, pasaron sin novedad alguna, solo quería salir de allí y llegar a casa, para que pudiéramos hablar y tocarnos con normalidad, en lugar de esas miras y caricias furtivas, que nos habíamos dado en algunos momentos ese día.

Al finalizar la jornada salimos rumbo al parqueadero, muchos de los chicos en el, ponían especial atención a mi pequeño carro negro, y esperaban con ansias ver quien lo conducía, la excitación era pesada en el ambiente. Me acerqué a mi vehiculo con determinación, mientras que los otros subían al Volvo, que también era observado por algunos amantes de los carros más conservadores. No lo pensé dos veces y salí, del lugar, con la misma determinación con la que había subido al coche, tenia que hacerle honor con mi forma de conducir al vehiculo que estaba siendo venerado en el estacionamiento.

Fue un gran alivio llegar a casa y actuar con total normalidad, lo primero que hice fue bajar a toda prisa del carro y lanzarme a los brazos de mi amado para comérmelo a besos , sentía como si hubiese pasado todo el día sin verlo.

-       “te extrañe”- logro articular entre beso y beso

-       “Y yo a ti”

1 comentario:

Natysh dijo...

Wow, es como si realmente estuviese leyendo un kinto libro... me encanta como llevas la historia, sigue asi...

y no te bajonees por las personas q les puede no llegar a gustar, como bien dijiste, es dificil complacerlos a todos...

^.^