sábado, 20 de septiembre de 2008

Capitulo XIII Invitacion

Capitulo XIII Invitación

Para mi alivio – todavía mortificada, casi hasta el descontrol, por lo que había ocurrido esta mañana- otro día de clases, uno en el que todo había tomado un giro de 360º, llegaba a su final. Era increíble que todo se hubiera arruinado por completo, nuestra paz y tranquilidad se habían desvanecido con los primaros rayos de sol, de ese lunes. Definitivamente odiaba los lunes.
Los cambios, de aquel día de Noviembre, habían sacado a relucir otros de mis temores, la perdida de mi familia. Me sentía tan desesperada, invadida por un miedo que no me podía explicar, si bien era un temor real, no era capaz de entender como me podía sentir tan desamparada, sabiendo que todos lucharíamos hasta el cansancio, que no moriríamos sin dar la batalla.
Eso es lo que hacen los buenos, pelear contra los malos y salvar el día. Ese pensamiento me ofreció algo de calma, pero esa fue efímera, como la brisa del verano.
Solo deseaba salir corriendo, derecho a casa, sin detenerme por lo más mínimo; poder estar encerrada, protegida por cadenas y candados, paneles de acero y blindaje – eso no ayudaría contra unos vampiros, pero era parte de lo que deseaba, mucho blindaje- con mi escudo sobre mi familia, seguro así me sentiría mejor; vigilante de todo lo que pasara, abrazada a Edward y a Nessie, sabiendo que todos estaban bien, seguros y lejos del peligro.
Salí del salón en compañía de Cristina, hoy también la llevaría a casa, su carro seguía en el taller, aparentemente, el mecánico del pueblo, el único que había, no daba con lo que fuera que estuviera mal con el Malibu azul y resultaba muy costoso llevarlo, solo por una inspección, a Boston, eso era algo que yo podría resolver por mi amiga, podría pedirle a Rose que le echara una ojeada, pero seria otro día, hoy habían otras preocupaciones.
Escuchaba la voz, de aquella chica a mi lado, distante casi imposible de entender, eran más los deseos de salir corriendo que los de quedarme a tener alguna platica.
Cristina se detuvo a copiar una información, de uno de los tantos carteles, rosas y verdes, que empezaban a decorar los pasillos, por motivo al baile. Yo seguí andando, como si no me hubiese dado cuenta de que ella quedaba atrás, necesitaba estar afuera de aquel edificio, dejar que el roció, perenne, humedeciera mi piel.
Edward alcanzo mi paso, todavía no estaba al aire libre.
- “¿Quieres que te acompañe?”- Edward tenia un tono raro, entre ansioso y preocupado, como si temiera que le dijera que no. Supe que aun cuando habíamos acordado estar en calma no estaba entre sus planes dejarme sola y lo agradecí.
- “Claro- ¿Cómo no iba a querer que me acompañara?-¿pero que diremos?”- no era costumbre que él me acompañara, ya era una rutina que se fuera con sus hermanos.
- “Eso déjamelo a mi”- me guiño el ojo y la picardía inundo su voz.
Su reacción de entusiasmo, como si solo estuviésemos jugando, se rego por mi cuerpo, de una manera contagiosa, era tan agradable sentirse así después del agarrotamiento en el que había estado todo el día. Voltee buscando al culpable de esa sensación, de alivio, y allí estaba Jazz, junto a los demás que reían, ante mi repentina relajación, Emmett me hizo unas cuantas muecas, no puede evitar reír también, y Alice me lanzo un beso por los aires. Quería, con todas mis fuerzas, creer que las cosas podrían continuar calmadas.
Me detuve en seco, recordando que había dejado muy atrás a mi amiga, había seguido avanzando con Edward, cuando este me alcanzo. Tuve que voltear, esperándola, realmente habíamos dejado muy rezagada a Cristy. Esta daba grandes pasos, procurando no tropezar con los otros estudiantes en el pasillo, para alcanzarnos, viendo en todas direcciones, como buscando nuestras caras entre la muchedumbre.
- “Cristy, aquí”- dije alzando mi voz, por sobre la bulla, y agitando mi brazo para captar su atención.
- “Amiga, pensé que te habías olvidado de mi”- dijo la pobre, casi sin aliento, al tiempo que alcanzaba nuestra posición.
- “Lo siento, es que me distraje”- dije, dedicándole al mismo tiempo una amplia sonrisa.
- “Ah, claro que si”- dijo ella sonriéndome en respuesta. Sus ojos iban una y otra vez de mi rostro al de Edward.
Ella me conocía muy bien, tan bien como podía ser capaz de hacerlo, con todos los engaños y mentiras que habían en nuestras vidas. Me encantaba poder ser tan yo, como mi fachada me lo permitía, cuando estaba con ella
El que fuera tan sensitiva, cuando se trataba de mi relación con Edward, los gesto y detalles que tenia para con nosotros, aun sin ser consientes de ellos, sus palabras de apoyo, de que él parecía un buen chico para mi; todas esas cosas me daban regocijo pero en días como el de hoy, cuando la tormenta se avecina, me causaban también una gran tristeza.
Me encontraba debatida entre dos emociones, mi triunfo ante la sed, que me había conducido a tener una mejor amiga y aun excelente amigo – a Alice en un principio le daban celos que me refiriera a Cristy de ese modo, pero después de explicárselo, muchas veces, comprendió que aquella humana era una excelente amiga, mi mejor amiga; mientras que ella era mi hermana, mi familia. Esa explicación había logrado calmarla- pero también esa línea de acción, el que nos hiciéramos amigas, había condenado la vida de aquellos dos mortales, cada minuto que pasaban conmigo, rodeados de los Cullen, los encaminaban a un desenlace quizás no tan feliz.
Yo, mi familia, lo que éramos – por primera vez me veía, a mi misma, como aquel monstruo egoísta, que Edward se creía cuando nos conocimos-. Los estaba llevando a una muerte segura, tal vez no seria ni hoy ni mañana, pero definitivamente la muerte los rodeaba estando con nosotros, me sorprendía de lo oscuro que se habían hechos mis pensamientos, gracias a todo lo ocurrido. No podía permitirme esos pensamientos de derrota, la protegería, al igual que a Cristian, hasta el ultimo momento.
- “¿Les importaría que las acompañara hoy? Es que mis hermanos van a ir a la Ciudad y no tengo muchas ganas de dar un paseo, quiero simplemente llegar a casa”- Edward era tan buen actor, su voz tembló un poco en la parte de la pregunta y sus ojos se mostraban esperanzados y ansiosos, muy inseguro de si mismo, el típico adolescente. Edward era muchas cosas menos inseguro, yo lo sabia muy bien, su actuación me hizo reír por lo bajo y tape mis risas con un intento de tos.
- “Este… claro que no importa – le soltó Cristy sin pensarlo, se puso más roja que un tomate y sus ojos corrieron a mi- bueno todo depende de Bell”- el que ella se apresurara a contestar hizo más fácil aceptar a llevar a Edward ¿Cómo podría quedar como la grosera que se negó, si igual iba a la misma casa?. Las ganas de reír aumentaron.
- “Bueno, supongo que si”- quise sonar desinteresada.
Caminamos en silencio la mayor parte del trayecto al estacionamiento, Cristy ocasionalmente intentaba mantener alguna conversación con Edward, pero no parecía tener éxito, en más de una oportunidad, cuando se detenía a hablarle mirándolo a los ojos, tropezaba y él tenia que sostenerla, para que no estrellara su cara contra el pavimento, asumí que todo se debía a el encanto magnético que generaban aquellos ojos dorados, yo conocía muy bien ese encanto.
Al fin llegábamos al carro, saque rápidamente las llaves, del bolsillo de mi chaqueta, quería evitar que la pequeña humana se mojara más y pudiera resfriarse.
- “Ed… ¿No vienes?”- era la voz de Jasper desde el otro lado, parado junto al Volvo
- “No quiero ir a la Ciudad chicos, solo quiero llegar a casa”
Emmett, por lo general era un poco lento para entender esa clases de indirectas, Edward solía burlarse de él por ese motivo, diciéndole cabeza de yunque, pero nada de lo que le pudiera decir hacia decaer su buen humor de siempre. La duda cruzo el rostro de nuestro gran oso, era definitivo, no habían entendido la idea.
Rose se apresuro a hablar, antes de que Emmett pudiera salir con una pregunta que nos delatara.
- “En ese caso pasa las llaves del Volvo... o ¿quieres que nos vayamos corriendo hasta Boston?- Rose hizo girar sus ojos ante la idea, no seria la primera vez que correrían hasta la ciudad.
Emmett seguía contrariado y vi a Alice ponerse en puntillas, para susurrar algo a su oído, lo que le decía era la expolición de por que Edward había dicho lo de la cuidad. Su estruendosa risa retumbo en los aires.
Edward saco las llaves de su bolsillo y se las arrojo a Alice – por lo general ella era la que conducía el Volvo si no lo hacia él-.
Todos subieron al carro y nosotros hicimos lo propio, en el Audi solo iríamos Cristina, Edward y yo.
- “Alice, si le pasa algo a mi carro te juro que te mato”- dijo Edward antes de terminar de entrar en mi coche.
Alice le saco la lengua y acelero el carro en neutro, se sentía el motor rugir con fuerza, los ocupantes del Volvo se carcajearon, incluso Cristina soltó una pequeña risa. Alice se inclino hacia la ventana del copiloto.
- “Bella, Nessie se fue con Jacob, a la carrera”- sabia que significaba a la carrera, se había ido sobre su lomo. Le guiñe el ojo a Alice por la información.
Puse en marcha mi motor y de retroceso sin aplastar a ninguno de los estudiantes que se quedaba como estúpido viéndome conducir. Más de uno dejaba salir sus pensamientos en voz alta, así que, gracias a los súper oídos de vampiro, no era necesario tener la habilidad de Edward.
“Se ve más bella aun frente al volante” “¿Sera que ya anda con Edward Cullen?”
Conduje a una velocidad prudente, sin rebasar los limites de velocidad, no era tan fanática de parecer piloto de carreras como los demás, aunque debía reconocer que me gustaba, había perdido, junto a mi mortalidad, el temor de que al ir con Edward pudiésemos estrellarnos contra un árbol y volvernos galleta de Volvo. Edward refunfuñaba a mi lado, odiaba que fuéramos lentos, podía escucharlo muy a lo bajo decir que con él al volante el viaje nos hubiese tomado solo quince minutos – yo ya había invertido media hora en el camino y todavía nos faltaba un buen tramo por recorrer-.
- “Bell ¿puedo hacerte una pregunta?”- dijo Cristy con la cabeza gacha.
¿Qué podría querer saber?. Me puse algo nerviosa, pero sabia que no era solo por eso. Le conteste en el tono más alegre y despreocupado que podía usar.
- “Esa ya es una pregunta”
- “Si eres gafa”- dijo entre risas
- “Bueno dispara”- dije viéndola por el retrovisor, era bueno saberme ya la ruta de su casa de memoria.
- “Este… bueno… bueno voy a ir a New York a visitar a Bibiana – la hermana pensé rápidamente- y me preguntaba si querrías acompañarme, odiaría ir sola”- sus mejillas estaban coloradas, irradiando un calor que solo Edward y yo percibíamos en el carro.
- “Este, no sé Cristy”- dije siendo franca, no creía que fuera buen momento para dejar Revere, dejar a mi familia.
- “Es por este fin de semana, me iría el viernes en la tarde”
- “Déjame pensarlo y hablarlo con Carlisle, después de todo necesito su permiso”- dije dejándole la esperanza de mi posible compañía.
- “Claro amiga, no hay problema”- dijo un poco más entusiasmada.
Para mi maravilla ya me estaba estacionando frene a su casa, así que podría discutir con Edward respecto a esa invitación tan inesperada, por lo menos para mi, porque el cuerpo de él no había reflejado ni la más mínima sorpresa.
Cristy bajo del carro, torpemente, con los brazos llenos por los libros y envuelta en su enorme abrigo.
- “Gracias por traerme Bella, te debo ya unas cuantas”- dijo inclinándose sobre la ventana del lado de Edward.
- “Tranquila amiga siempre que quieras”- le dije sonriendo, era lo menos que podía hacer si la ponía en peligro a cada momento con mi simple existencia.
- “Habla con el Dr. Cullen para lo del viaje”- ella siempre era muy correcta cuando se refería a Carlisle, no como otras muchachas del Instituto.
- “Esta bien, te llamare en la noche para decirte que me dijo”
- “Ok… hasta mañana chicos”- dijo finalmente alejándose del carro y caminando hasta su casa. Esperamos que estuviera adentro para marcharnos.
Arranque nuevamente, enfile la calle a unos 110 km/hr – definitivamente mucho más de lo que estaba permitido- para cuando esta en camino hacia la mansión ya rondaba los 140km/hr.
- “Al fin rápido”- dijo alegremente Edward
- “Si que eres gracioso, da gracias que hablabas muy bajo, seguro pensó que era algún ruido del carro, o el CD mal grabado- dije apartando los ojos del camino para verlo a él- eres un quejón”- dije entre risitas.
- “Lo sé- su risa armoniosa bailo en el interior del vehículo- por cierto, creo que deberías ir”- dijo tomando la seriedad nuevamente.
- “¿A dónde?”- pregunte inocentemente
- “Obvio que a New York, te conozco, sé que te preocuparas por ella, gracias a todo lo que esta pasando, además no te vendría mal salir con alguien más, que no fuera Alice o Rose”
Antes de contestarle me enfoque en cual seria el clima en New York, aquí siempre estaba nublado, pero si quería ir también tendría que estarlo allá, para que pudiéramos salir y no tener que esconderme en una habitación.
- “Esta empezando el invierno”- dijo divertido de lo que me decía. Definitivamente no hacia falta que leyera mi mente.
- “¿Y tu?”- también quería preguntar por los demás pero solo pude hacerlo por él. No quería que nos separáramos.
- “Yo inventare algo y nos encontraremos allá, seguramente Cristy creerá que fui por ti y no estaría nada mal que fuera así, a lo mejor hasta te pido que seas mi novia oficial este fin de semana”- su sonrisa mostraba la autosuficiencia que invadía su cuerpo.
- “¿Y los demás?”- logre preguntar
- “Estarán bien, de seguro ya lo saben si Alice ya nos vio”
- “No quiero separarme de Nessie”- dije y mi voz se quebró al recordar lo que tanto me preocupaba.
- “Ella también estará bien, todos la cuidaran, Jacob la cuidara”
Para el momento de sus ultimas palabras estábamos atravesando el camino de arboles que daba a la mansión, estaciones junto a los demás coches, el Volvo también estaba allí – para alivio de Edward-.
Bajo del carro sumamente rápido y me abrió la puerta del piloto, me sacó y coloco entre sus brazos, ese era definitivamente mi lugar seguro, siempre lo había sido, aun más cuando era humana. Me beso en los labios, mientras andaba a paso tranquilo hasta la entrada.
- “Con que se van a New York”- la voz cantarina de Alice, salió de la casa mientras Edward abría la puerta.
- “Tal parece que si”- dijo él sonriendo ante la revelación de que me había decidido a acompañar a mi amiga.
- “Genial, hará buen clima para estar afuera”
Ahora solo tenia que llamar a mi amiga y decirle que si la acompañaría este fin de semana, pensaba en ofrecerle ir en mi carro, ella de seguro pretendía viajar en tren, pero mi coche era más cómodo. El viernes partiría a New York.

2 comentarios:

Sara Cullen dijo...

de verdad lamento mucho la demora, es que estado de enfermera y ayudando en unas remodelaciones.... prometo intentar no demorar tanto...

intentare colgar uno o dos mas esta misma noche

Natysh dijo...

No te preocupes tanto... los capítulos están buenísimos... espero te hayas recuperado del todo ^^