domingo, 21 de septiembre de 2008

Capitulo XV Viernes por la Noche

Capitulo XV Viernes por la Noche
Las clases pasaron tranquilas, Cristina seguía con esa sonrisa extasiada que le había dejado su conversación con Cris, aun que yo no sabia a ciencia cierta que era lo que se habían dicho. Ella prometió contarme cuando estuviéramos en el coche, viajando más tarde, así que no le preguntaría a Edward ni a Alice, quería tener toda la información por parte de mi amiga.
La última hora de clases, de la jornada del viernes, había sido suspendida, para los estudiantes de los dos últimos cursos. El motivo era que habría conferencia estudiantil en el auditorio, para hablar del baile, el mismo auditorio donde las cosas habían cambiado el lunes, yo no quería ir, para fortuna mía, y todos los de mi familia, la asistencia no era obligatoria.
Cristy tampoco iría a esa reunión, se había excusado diciendo que todavía tenía cosas que arreglar en su casa, para nuestro paseo a New York. Yo copie su excusa.
Iba camino al parqueadero, quería salir rápido del Instituto, para pasar un rato en casa con mi familia, con Edward, antes de partir por todo el fin de semana a New York.
- “Bell”- escuche que me llamaba, mientras yo caminaba con mi familia. Cristy se me había perdido por unos momentos.
- “¿Si?”- voltee, sabia que ya estaba cerca
- “Ve a casa tranquila y termina lo que tengas que hacer antes de que nos vayamos”- su voz sonaba particularmente excitada.
- “¿Pero entonces como te vas a ir?”
- “Cris se ofreció a llevarme, tu ve tranquila y has tus cosas, yo te llamo cuando este lista”- sus ojos me suplicaban que no hiciera más preguntas y que simplemente me fuera.
- “Ok… llámame y paso por ti”- dije mientras le guiñaba el ojo, procurando que Cris no nos viera.
Subía a mi auto y mientras hacia tiempo, poniendo un CD, vi por el retrovisor, complacida, como Cristy se dirigía a la camioneta de Cris, una vieja Hilux –muy oxidada por cierto-, percatándome también de el despliegue de caballerosidad por parte de Cristian, que le abría la puerta y la tomaba de la mano para ayudarla a subir, en el asiento del copiloto. Se veían tan inocentes.
Ya todos estaban en los carros. Arranque con determinación y le toque la corneta a Cris,, mientras me despedía por la ventana y avanzaba a toda prisa siguiendo al Volvo, Edward conducía hoy su carro.
Al llegar a casa, no estacione donde acostumbraba, me pare junto a la entrada de la mansión, para tener el auto cerca, para el momento en que tuviera que salir, no es que tenerlo solo a unos cincuenta metros representara una contrariedad.
Baje con cuidado, verificando primero que todo estuviese bien, que no hubiese nada que no debiese estar en el carro, que todas las luces encendieran y que los cauchos estuvieran bien de aire – había aprendido una o dos cositas viendo a los de mi familia jugar con sus coches-. Jacob se dirigió al garaje a trabajar en su Jeep, ya estaba casi listo, en unos pocos días podría ir al Instituto en el, Nessie lo siguió de cerca, como era su costumbre.
Camine hacia la gran puerta y me detuve a esperar a los demás.
- “En un rato paso a ver como vas con el trabajo del Jeep, Jake”- era Emmett el que le había hablado, cuando Jacob paso junto a ellos
- “Dale, esta bien, no me caerían mal un par de manos extra para levantarlo a la hora de meter el motor”
- “Entonces de seguro paso”
Emmett y Jacob se llevaban muy bien, bueno realmente Jacob se llevaba bien con casi todos, menos Rosalie. A pesar de que constantemente Rosalie regañaba a Emmett, por su cercanía con el “perro”, este ignoraba sus palabras, definitivamente Emmett era como un niño grande, juguetón y en muchas ocasiones incluso inocente.
Todos entramos en la gran sala, Esme estaba en la mesa del comedor viendo una paleta de colores, por lo visto a la casa le esperaba algún cambio. Todos la saludamos y ella nos dedico una cálida sonrisa, cual madre, que recibe a sus hijos, cuando llegan de la escuela.
- “Están en el garaje”- dijo Edward, supuse que Esme se estaba preguntando donde estrían Jacob y Nessie.
- “Tengo que empacar algunas cosas”- dije, dedicándole una sonrisa juguetona a Edward.
- “Vayan”- se limito a decir Jazz, mientras ponía sus ojos en blanco, obviamente nuestras emociones lo habían golpeado. Edward y Alice rieron juntos.
- “Odio que hagan eso”- dijo Emmett, era molesto para él cuando estos dos tenían conversaciones silenciosas.
- “Si bueno… yo también tengo algunas cosas que empacar”- dijo Edward.
Se dirigió hacia mi y tomo mi mano derecha entre la suya, sacándome de la casa principal, camino a nuestra pequeña, acogedora y cálida casa de la piscina. Atravesamos el jardín y él no dejaba de verme, me estaba ahogando en sus ojos, que eran como dos pozos de profundo oro liquido – era un alivio que el respirar ya no fuera esencial-. Pateo con delicadeza una de las puertas de la entrada. Me dirigía, sin que pudiera protestar, a nuestra habitación, cerro la puerta a nuestro paso.
Estaba de espaldas a él, sentí sus sedosos labios moverse por mi cuello, con suma delicadeza, recorriendo cada espacio. Me di la vuelta para apoyar mis manos sobre su pecho, cubierto por un fino suéter, de un tono azul grisáceo. Sus labios buscaron los míos con deseo y sus manos no dejaban de recorrer mi espalda, tuve que alejarme un instante, para intentar hablar con coherencia, aunque lo que deseaba era acortar aun más la distancia entre nosotros.
- “Realmente tengo que empacar”- dije con los ojos cerrados, recobrando mi control
- “No, no tienes”- dijo él, con un tono divertido
- “¿A caso quieres que lleve lo mismo, durante tres días?. Alice me mataría sino le hago honor a mi guardarropas”- intentaba que mi voz sonara lo más convencida posible, la verdad, por estar con él no me importaría llevar un saco de papas por tres días, si era necesario.
- “Pero no tienes que empacar, Alice ya lo hizo”- al escuchar eso abrí los ojos y Edward me señalo en dirección a una esquina del cuarto.
Allí estaba, en la esquina, una pequeña maleta de tono lila, que hacia juego una maletita de mano y sobre ellos un precioso abrigo. Alice tenía todo planeado, no dudaba que lo, que fuera que, hubiese en las maletas seria perfecto. Agradecí en mi fuero interno, las visiones de mi hermana y su deseo de organizarnos la vida, gracias a eso estaba obteniendo un valioso momento con Edward.
- “¿Y tu maleta?- dije recordando que no la había visto en la habitación, que solo estaban mis cosas listas para el viaje- no me digas que tu si tienes que empacar”
- “No. también eso esta listo, Alice ya la coloco en el carro de Emmett, me lo prestara por este fin de semana”- dijo sonriendo para besarme nuevamente.
Me quite los zapatos deportivos, que había llevado a la escuela en un rápido movimiento. Me deje caer en la cama, arrastrando a Edward conmigo, rodamos sobre el colchón, enredándonos en el edredón. Él, ágilmente me despojo de los jeans que llevaba, la camisa de botones, azul marino, no tuvo buena suerte entre las manos de mi esposo, los botones salieron disparados en todas direcciones. Y mi torso quedo al descubierto, le quite como pude, entre besos y caricias el suéter que llevaba, su pecho, de David, quedo al libre alcance de mis manos.
Edward mordió con ligereza mi labio inferior, para luego dirigir su boca a mi mandíbula. Un gemido salió disparado de mi boca, fundiéndose con el gruñido gutural que Edward acababa de soltar. Sus labios parecían reclamar mis besos, mientras sus manos recorrían mi cintura, mis piernas y mi abdomen con delicadeza, como si aun pudiese romperme. Colocó un brazo suave detrás de mi espalda, separándola de la cama y obligándome a incorporar mi torso. Mis manos apretaban con fuerza su cuello, intentando evitar la separación. Para mi suerte, Edward se separó solo lo suficiente para mirarme a los ojos, mientras me rodeaba con sus brazos musculosos y besaba el hueco de mi clavícula. Me estremecí aún más. Las sensaciones que él era capaz de producirme eran simplemente indescriptibles. Mi respiración entrecortada señalaba que no resistiría mucho tiempo más sin besarle. Me dedicó una sonrisa perfecta y una mirada juguetona, mientras sus manos se detenían justo en el punto donde estaba el broche del corpiño azul marino. Lo besé con frenesí, mientras sentía como se deshacía la presión que el corpiño ejercía en mi pecho.
- “Eres simplemente perfecta Bella… perfecta”- sus palabras salieron entre besos, dificultosas.
Sonríe al verle a los ojos y me abalancé hacia él, nuevamente. Mis labios se apoderaron de los suyos con violencia y pasión desmedida. Nuestras lenguas se entrelazaban pidiendo fundirse en una sola. Sentía el tacto sedoso de su piel contra la mía por doquier. Despacio, bajó sus manos, tan suaves a mi piel, por mi cintura y mis muslos, deteniéndose sobre la tira azul que contrastaba con mi piel. Con suavidad y delicadeza deslizó la prenda por mis piernas, hasta quitarla, dejando mi cuerpo completamente desnudo. Nos fundimos en un abrazo infinito. Era completamente suya, cada centímetro de mi cuerpo le pertenecía y él era completamente mío.
Nuestro encuentro termino, como de costumbre teníamos que volver a la realidad. Teníamos un viaje que emprender, nos separaríamos solo unas horas, pero pronto nos veríamos, en las calles de New York.
Nos vestimos, Alice había dejado en la percha que estaba en el baño, de nuestra habitación, lo que usaríamos para el viaje. Para Edward había escogido unos pantalones caqui con una camisa, de botones, de cuadros azules. Y yo tenia, de mi lado, un vestido azul marino, corto, con medias negras y botas hasta la rodilla de un tono casi negro.
- “Perfecta”- dijo Edward cuando estuve lista. Había recogido mi cabello en una cola de caballo alta.
- “Esa como que es tu palabra del día”- dije acercándome a él para darle un beso fugaz
- “Todos los días creo que eres perfecta”
Salimos de la casa, Edward cargaba mis maletas, con total comodidad, por un momento desee que pudiésemos ir juntos en el viaje, pero su plan era mejor, nos permitiría acercarnos aun más en publico.
Al entrar en la casa, vimos a Esme y a Carlisle abrazados leyendo un libro; Jasper y Emmett estaban frente al televisor con uno de sus juegos de video; Alice frente al computador con su programa de diseño, estaba creando un nuevo vestuario para todos; Rose hojeaba una revista, viendo los chismes de los famosos; y Jacob y Nessie, no estaban, así que, supuse seguían en el garaje, de echo podía escucharlos.
Edward saco mi maleta y la llevo a mi carro, acomodándola muy bien. Cuando estuvo de regreso nos sentamos en el salón de juego junto a los demás.
- “Eddy… ¿quieres jugar?”- Emmett era quien preguntaba, había algo raro.
- “No me llames Eddy, Emmett”- dijo Edward con un tono molesto.
- “¿Por qué no Eddy?”- pregunto Emmett tentando a su suerte.
- “Porque no me gusta Emmy”- dijo, burlándose ahora de su hermano
- “Oye yo soy Emmett no Emmy”- Emmett puso pausa a la partida y cruzo sus brazos sobre su pecho.
- “Oye no es justo tu tienes el control maestro”- se quejaba Jasper
- “Pues yo soy Edward no Eddy”
La voz de Rose interrumpió la disputa entre Edward y Emmett.
- “Te dije que se defendería de ese modo, páguenme”- dijo estirando su mano.
Obviamente esta había sido otra de las apuestas de los hermanos Cullen, era divertido verlas cuando el sujeto sobre el que apostaban no era yo. Mi celular sonó, era Cristina aviándome que ya estaba lista para que la buscara.
- “Eddy, Eddy, Eddy, Eddy…”- repetía una y otra vez Emmett, tentando a Edward, aparentemente la apuesta tenia una segunda parte, Rose solo había ganado la primera.
- “Emmy, Emmy, Emmy, Emmy…”- Empezó a decir Edward, parecían dos niños en una discusión sin salida. Era imposible evitar reír.
- “Vamos EDDY, Cristina ya esta lista”- dije conteniendo la carcajada cuando volteo su rostro hacia mi.
- “¿Viste Eddy? Hasta Bella esta de mi parte… Eddy, Eddy, Eddy”- ahora Emmett estaba de pie, rodeando a Edward.
- “Vámonos amor, te acompaño a recoger a Cristy y después acelero hasta la ciudad, nos veremos allá”- Edward con cada palabra se acercaba más a mi, para besar mi frente y tomar mi mano.
Salimos de la casa, Jacob y Nessie ya estaban de regreso, supongo que para comer algo, los abrace a ambos y me despedí con besos, prometiendo verlos el domingo por la noche. Edward hizo lo mismo, también dijimos hasta luego a todos los demás que estaban ya en el porche de la casa, viéndonos partir.
- “Demonios Edward, me hiciste perder”- dijo Emmett, entre lloriqueos, sin lagrimas
- “¿Cómo?”- pregunto Edward, aparentemente todos habían concentrado sus mentes en otras cosas para que él no pudiera ver nada.
- “Aposte que con lo de Eddy de seguro me ganaría un golpe”
- “Puedo dártelo en este mismo instante, con mucho gusto Emmy”- dijo Edward mientras una sonrisa se extendía por sus perfectas facciones
- “No, ya no cuenta, tenia que ser dentro de la casa”
Edward corrió hasta el Hummer de Emmett y yo subí a mi pequeño coche. Salí detrás de él, siguiéndolo rumbo a la casa mi amiga. Edward se estaciono mucho antes de llegar a la calle donde estaba su casa y yo seguí hasta estacionarme junto a la acera. Mientras esperaba a Cristy, Edward se materializa junto a mi ventana.
- “Ve con cuidado- dijo besando mi frente- estaré pendiente de ustedes por medio de las visiones de Alice, me hospedare donde siempre, cualquier cosa nos comunicamos por los celulares”- su voz era un melodioso susurro, impregnado de un exquisito aroma.
- “Esta bien”- dije antes de besarlo. Él contesto a mi beso apasionadamente
- “Viene saliendo, te amo”
- “Y yo te amo a ti”
Sentí como su risa permanecía en el ambiente, la puerta del copiloto se abrió.
- “Hola Bell”- era mi acompañante del día. Cristy coloco su maleta en la parte trasera, muy bien ordenada, de mi carro.
- “Cuéntamelo todo”- eso era una frase tan Jessica Stanley, que no pude evitar reír, pero sabia que era lo que Cristy quería oír.
Empezó su historia donde Alice, Edward y yo la habíamos dejado, aunque yo era la que menos información tenía al respecto. Me conto como Cristian le pidió que fuera su pareja en el baila; en repetidas ocasiones, durante todo el trayecto, me pregunto si debía cancelar la cita o no, yo obviamente solo la alentaba a seguir adelante con todo eso. Ella necesitaba desesperadamente algo de romance en su vida. Yo ya había aprendido que esa dicha era de la que se podía contagiar, por lo que sabia que cuando me viera junto a Edward, tomaría valor en seguir con todo eso, en obedecer a su corazón y dejar de analizar todo tan estrictamente. Mi mejor amiga necesitaba aprender que no solo había negro y blanco, sino que había también una amplia gama de grises.
Llegamos a New York en casi tres horas, seguramente Edward había recorrido la distancia, en menos de la mitad de eso. Nos dirigíamos a Soho, donde vivía Bibiana, sentí el dulce aroma de mi amado, entrar por la ventanilla del aire acondicionado del carro, él definitivamente estaba cerca.
Estacionamos en la calle y bajamos del coche. Era evidente la emoción de Cristy por ver a su hermana, sacamos las maletas y tocamos el intercomunicador. Cristina grito al oír la voz de Bibiana y esta hizo lo mismo. La reja de la entrada, del edificio, se abrió. Subimos por el ascensor. Yo pretendía arrastrar mi “terriblemente pesada” maleta; tocamos la puerta en el apartamento C-142.
No sabia como era la hermana de Cristy, en todo este tiempo no la había conocido, ella siempre estaba atareada con el trabajo, en el laboratorio. Era una chica de unos 24 años, de cabello largo castaño, que también hacia ondas en las puntas como el de su hermana; blanca, con una sonrisa muy cálida y unos ojos tan inocentes y familiares como los de Cristina; no era más alta que yo. Nos saludo afectuosamente, a mi me sorprendió, era como si nos conociéramos desde hace muchísimo tiempo.
- “Cristy me ha hablado tanto de ti, bueno de todos en el Instituto”- dijo ayudándome con las maletas al tiempo que me mostraba donde colocarlas, donde dormiríamos
- “Mucho gusto Bella Masen”- dije en lo que tuve las manos libres.
- “Si, ya lo sé”- dijo con una amplia sonrisa.
- “Gracias por recibirme Bibiana, espero no incomodarte”- no quería ser un estorbo en las platicas, que seguramente esperaba tener, con su hermana.
- “Por favor llámame, Bi, solo mi jefe me dice Bibiana, y tranquila me encanta conocer a los amigos de Cristy”- y pensar que de seguro conocería a otro esta noche.
- “Bi, estas muy linda”- le dijo su hermana menor.
- “Gracias, gracias, gracias… ustedes también y me alegra, porque vamos a salir a buscar algún sitio bonito donde comer, quizás les pueda mostrar algunas cosas esta noche”
Salimos del apartamento, para luego abandonar el Edificio, caminamos dentro de la fría noche solo una tres cuadras, a pesar de que esas estaban llenas de restaurants no habíamos conseguido donde comer, bueno ellas no habían conseguido donde comer yo solo tragaría sin pensarlo mucho lo que fuera que pusieran frente a mi.
- “Bella”- escuche la voz familiar, que sonaba sorprendida al pronunciar mi nombre. De pronto lo vi correr hacia mi.
- “Edward ¿Qué haces aquí?- dije siguiendo con la actuación
- “Bueno vine a ver a un amigo de papá, sabia que estarías en la Ciudad pero no que seria en Soho”- sus ojos brillaban ante nuestro encuentro. Sino lo conociera, y supiera toda la verdad, juraría que realmente estaba sorprendido de verme. Nos miramos por unos momentos a los ojos, como si fuera la primera vez.
- “Bi, él es Edward Cullen”- las presentaciones las hizo Cristy
- “Mucho… mucho gusto”- Bi titubeo, ante la mirada de Edward, pero logro hablar con coherencia.
- “Es un placer”
- “Bella vive con él- Bi se puso rígida ante la idea- bueno con toda su familia, sus padres la dejaron a ella y a si hermana bajo el cuidado del padre de Edward”
- “Este… no sé si ya comieron”- dijo Edward titubeante.
- “No, de hecho estamos buscando donde comer”- dijo Bi, sin separar sus ojos de él.
- “Bueno podrían acompañarme si gustan- Edward saco la más hermosa de sus sonrisas- tengo reservaciones para Bun, a solo unas calles de aquí”
- “¿Bromeas?... ese lugar es imposible, las listas de espera son eternas”- dijo Bi, con notorio entusiasmo, casi que en gritos
- “Entonces asumo que les gustaría”
Entramos a aquel hermoso restaurant, Edward hacia gala de todo su despliegue de elegancia y caballerosidad, guiándonos a una mesa en el área privada, Bi no salía de su asombro, frente a la soltura con la que mi esposo se desempeñaba, en la tarea de ser un hombre absolutamente encantador.
Una vez que estuvimos ubicados, en aquella hermosa mesa, y habíamos pedido unos aperitivos, la hermana de Cristy se levantó, lentamente, para ir al baño, Edward se levanto, también de la mesa, como hacen los grandes señores en las películas de época, Bibiana se sonrojo, tal como lo hacia Cristina cuando Edward tenia alguna atención para con ella. Ellas se retiraron al tocador, yo me quede con la excusa de no querer dejarlo solo, ese deseo era totalmente cierto.
- “Es demasiado guapo, sus ojos son increíbles pareciera que vas a morir extasiada cuando te ve, Dios que hombre”- le escuchamos decir a Bi, mientras se alejaba.
- “Lo sé, y creo que adora a mi amiga, siempre es muy atento con ella”
- “Que suertuda es… y mira este restaurant tiene que definitivamente ser rico, solo así conseguiría entrar”
- “Lo es, pero él y sus hermanos, entre todo, son muy sencillos”
Edward y yo escuchábamos con sumo cuidado la conversación que tenían las hermanas, hasta que sus voces se perdieron entre el zumbido del restaurant.
- “Y eso no es nada, tenias que haber podido leer su mente cuando me vio, digamos que a sus ojos solo me hizo falta el corcel blanco”- Edward bromaba, mientras jugaba con el tenedor que estaba a su lado.
- “Yo me quedo con el Volvo… ¿Cómo decidiste venir aquí entre tantos lugares que había para comer?”
- “Simple, cuando fui a casa de la hermana de Cristy, ella solo pensaba en llevarlas a algún sitio muy bonito y se le ocurrió este lugar, pero lo desecho de inmediato por lo costoso y lo difícil que es entrar”
- “¿Y como conseguiste tu entrar?”- esa era una pregunta estúpida, había mucho dinero involucrad seguramente o unas cuantas chicas deslumbradas ante su hipnótica belleza.
Al tiempo que las hermanas volvían a la mesa, llegaron los aperitivos junto a una botella de champaña, que Edward había pedido, la descorcho, lleno nuestras copas y propuso un brindis.
- “Por los nuevos amigos, los nuevos comienzo y las bellezas que nos deslumbran”- dijo mirándome fijamente.
- “Salud”- dijimos al unisonó.
Bebimos de nuestras copas, sabia que para él era tan repugnante como lo era para mi, el sabor era espantoso y la sensación burbujeante en la garganta era muy desagradable. Edward lo hacia solo para complacer los deseos humanos, y yo ya me había preparado mentalmente para pasar un fin de semana entero tomando desayunos, almuerzos y cenas repletas de comida humana.
Cuando estuvieron los platos principales delante de nosotros procure no respirar, era realmente horripilante el sentirme tan asqueada, por lo que alguna vez me había encantado, el file que s erigía frente a mi, con contorno de vegetales y puré de papas, me habría encantado en mi forma humana, solo lo trague a grandes bocados, en el plato de Edward más de una de las cucharadas de comida desapareció volando, en movimientos rápidos las hacia desaparecer y no precisamente por que se las comiera.
La tortura de la comida llegaba a su fin. Edward pidió la cuenta y la pago, sin que Bi pudiera discutirlo, le había ofrecido, contribuir con el pago, pero él se negó, nunca dejaría pagar a una dama por su comida. Bibiana estaba simplemente cada vez más deslumbrada.
Salimos a la helada noche. Yo tenia mi abrigo puesto y lo que menos tenia era frio, aun así Edward hizo otro gesto de extrema caballerosidad al quitarse su chaqueta y colocarla en mis hombros, sabíamos que las humanas a nuestro lado seguramente si necesitaban de ese abrigo extra, pero era a mi a quien correspondía llevarlo, siendo yo su adoración su “futura novia”. Sin darnos cuenta estábamos nuevamente, frente al edificio donde estaba el apartamento de la hermana de Cristy.
- “Edward… ¿quieres subir?”- pregunto Bi, ya era muy tarde para una visita
- “No, gracias, será en otra oportunidad. Tengo que volver a mi hotel”
- “Bueno en ese caso, espero que llegues bien”
- “Gracias, Bella- Edward se giro hacia mi- ¿me preguntaba si nos podríamos ver mañana?... si quieres claro esta”
- “Ya tenia planes con Cristy y Bi, lo siento Edward”- dije haciendo de mi labio inferior un puchero
- “Pero él puede venir con nosotros, no hay problema”- dijo Cristy entre un bostezo, se estaba quedando dormida.
- “En ese caso nos veremos mañana”- le conteste con una amplia sonrisa.
- “Nos veremos mañana”- se despidió de todas, a mi me dejo al final. Desde que nos habíamos casado, si habíamos pasado una noche separados era mucho.
- “A ti te veré más tarde, buscare como entrar”- Edward susurro esas palabras a mi oído, muy, muy, bajo, solo yo pude escucharlo y beso mi mejilla, para luego apartarse. Y caminar, alejándose de nostras.
Entramos al edificio y llegamos al C-142, el apartamento que había conocido horas atrás, todas nos arreglamos para dormir, ya tendríamos suficiente tiempo para chismorrear cuando saliera el sol, me estire, como si estuviera agotada, y me despedí, caminando rumbo a la habitación que Bi me había indicado, que seria la mía por este fin de semana. El apartamento tenía cuatro habitaciones, así que, cada una tenía una para estar sola.
Cuando entre en la que me correspondía, vi a Edward, bajo la tenue luz de las estrellas, tan perfecto como siempre, acomodado en el medio de la gran cama, con las manos detrás de su cabeza. Me acomode junto a él, que me acuno en sus brazos, tarareando mi nana. Nos quedamos allí, placidos, contemplando los sonidos de la noche, tenia que disfrutarlo porque cuando amaneciera se iría y tendría que esperar para verlo, acompañada de Cristy y Bibiana.

2 comentarios:

Sara Cullen dijo...

Bueno espero que ecuerden que deseo leer comentarios, quizas esa sea una de las partes que más me gusta de publicar mis capitulos jjejejejeje....

Ya tengo gran parte de la pelea escrita, incluso un capitulo que narra Edward, peroestoy trabajando como llegar a esa etapa...

Tendran que esperar un poco, porque estos dos proximos dias tengo que ir a incribirme en la universidad, para el nuevo semestre, asi que no estare...

Besos cuidensen

COMENTENNNNN!!!! jejejeje

Sara Cullen dijo...

me he bloqueado en el XVi, necesito que alguien de palabras de aliento, escribo y borro una y otra vez los parrafos... acepto recomendaciones no solo para este cap sino para los siguientes, quizas el saber que les gustaria leer ayudaria a mi imaginacion, aunque tengo ciertas cosas ya muy bien definidas =)