miércoles, 24 de septiembre de 2008

Capitulo XVI New York

Capitulo XVI New York
Sabia que estaba mal, el que estuviésemos aquí, acostados, cuando se suponía que yo reposaba sola, en aquella habitación; y que él, definitivamente, no debería estar en ella, si hace ya unas cuantas horas que se había despedido en la entrada del edificio.
Supongo que a nadie se le ocurriría, que él subiría, cual novio fugitivo, por la escalera de incendio –aunque en realidad hubiese subido aunque esas no estuvieran-, camuflajeado por el velo de la clara noche, clara, aunque nunca tanto como en casa, ya que las luces de la ciudad casi no dejan ver las estrellas.
Nadie podría sospechar, en parte por como nos habíamos comportados, hasta los primeros días de esta semana y por otro lado porque mi amiga era demasiado inocente como para pensar mal de nosotros –seguramente podría encontrarnos en una situación, sumamente, comprometedora y no surgiría en ella ningún mal pensamiento, Edward podría confirmarme eso-.
Aun así, no era como para querer arriesgarnos, a comprobar mi teoría.
Por fortuna, gracias a nuestros maravillosos sentidos –estos eran la clase de momentos donde no había nada mejor que ser un vampiro- podríamos saber si a Cristy o a su hermana, se les ocurría abrir la puerta, para saber cómo “dormía”, el huésped de esta noche; el escucharlas, en cualquiera de las formas, de las que éramos capaces, le permitiría a Edward desvanecerse en el cuarto.
Estaba acurruca en los brazos de Edward, pensando en todo lo maravilloso que hemos vivido hasta este momentos –esos pensamientos calman la ansiedad, que me a atacado los últimos días, me hacen sentir esperanzada- en todas las increíbles primeras veces, tenia entre mi listas, de la mejores primeras experiencias, imágenes no tan nítidas, que eran de mi vida pasada; como, la primera vez que lo vi en el laboratorio de Biología, la primera vez que le había escuchado tocar mi nana, la primera vez que uno de sus besos me había dejado sin respiración, nuestra primera noche en la Isla de Esme. Y otras tantas primeras veces de las que recordaba hasta el más mínimo de los detalles, primeras veces, que estaban llenas de colores brillantes, aromas y sonidos; como, la primera vez que lo había visto con la claridad que me brindaban estos ojos, mis recuerdas de cuando era mortal no le hacían justicia a su belleza, y más maravilloso todavía, más increíble que el estar juntos, con lo insaciable de estos cuerpos –que ya era en parte insuperable- la maravillosa, primera vez en la que lo había visto mecer en sus brazos a Nessie, a nuestra niña, tarareándole una versión diferente de mi nana, una que había escrito para ella, hasta que se quedara dormida.
Estaba allí con el hombre que amaba, por quien no había dudado ni un momento entregar mi mortalidad o mi alma –él había creído que renunciaba a mi llave al cielo por estar con él, la verdad no quería cielo alguno, por más maravilloso que pudiese ser, sino podíamos compartirlo juntos-.
- “Te gustara New York”- dijo Edward mientras acariciaba mi espalda, sacándome de mis recuerdos.
En una década inmortal y 18 años como humana solo había estado en esta ciudad un par de veces y nunca había tenido la oportunidad de recorrerla, así que había unas cuantas cosas que quería ver.
- “Eso espero, quiero comprar algunas cosas para todos, como recuerdos del viaje”- dije, al tiempo que jugaba con los botones de la camisa de Edward.
- “No sé porque, pero me lo imaginaba”- dijo entre risitas, yo levante mi rostro para ver sus ojos.
- “¿Me regalas un beso?”- pregunto con tono inocente, me sorprendió un poco su petición.
Yo me concentre en él, dejando que mis ojos recorrieran su rostro, mientras que una de mis manos, jugaba con su cabello, de aquel color cobrizo. Podía sentir como se aceleraba su respiración, llenando sus pulmones de aire que no necesitaba, como ansiaba la llegada del beso requerido. Acerque mis labios a los de él, sin permitir que se rozaran, los separe un poco para que mi aliento llenara su olfato, él hizo lo mismo para embriagarme, en el momento en que levantó su rostro hacia el mío, con sus ojos cerrados, moví mis labios y le di un dulce beso en la punta de la nariz, eso definitivamente lo desconcertó.
- “Vamos Bella, no seas mala”- dijo mientras hacia de su labio inferior un puchero y abría sus ojos lentamente.
- “Tu solo pediste un beso”- le dedique una sonrisa amplia, feliz de su condición.
- “Definitivamente tu quieres ver si me puedes matar”- dijo, dejando caer su cabeza pesadamente sobre la almohada; cedí ante sus ojos suplicantes y le di un beso tierno, un suave roce –con él aprendí que los besos no tienen porque ser salvajes o como en las películas románticas, espectaculares, para ser inolvidables-.
El sol comenzó a revelarnos la llegada de un nuevo día, nublado para nuestra suerte. Era hora de que Edward saliera por mi ventana, como Romeo, yo la verdad solo pensaba en pasar un rato más entre sus brazos.
- “Me tengo que ir”- dijo desasiéndose de mis brazos en torno a su cuerpo
- “¿No puedes esperar un rato más?”- sabia que podía persuadirlo si usaba el tono correcto
- “Todavía tengo que cambiarme para volver”- se estaba incorporando en la cama, de espaldas a mi.
Me tire sobre él, tratando de usar todas mis armas de seducción para que permaneciera a mi lado un poco más, últimamente estaba muy necesitada de su cálida compañía, atesorando cada instante.
En un ágil movimiento –agradecía mucho esta agilidad, porque de otra manera hubiese acabado en los brazos de Edward, pero no de la manera seductora sino antes de que pudiese impactar contra el suelo- quede en un regazo, viéndolo con intensidad a los ojos, podía sentir como su cuerpo cedía ante el contacto con el mío.
- “Por favor no- dijo mientras me daba pequeños besos- de verdad, tengo que irme”- una cosa era lo que decían sus labios otra la que decía su cuerpo.
- “Puedes irte, yo no te estoy atando”- dije besándolo aun con más sutileza, poniendo mis brazos en mi espalda, bañándome de su aliento, disfrutando de su respiración entrecortada, a pesar de que no necesitaba respirar, con frecuencia hiperventilaba, cuando decidía jugar con sus emociones.
- “Realmente eres una adicción”- dijo cayendo vencido, nuevamente, sobre la cama.
- “Eso ya lo sabia”- dije conteniendo la risa.
Permanecimos allí otro rato, no esperaba nada particular de él, simplemente no deseaba que se fuera, era como sino creyera que lo vería otra vez, o si pensara que pasaría mucho tiempo antes de que eso ocurriera.
Su cuerpo se tenso bajo el mío, supe en ese momento que por estar tan distraídos, recordando momentos felices, me había perdido de algo. Escuche en el pasillo, que se encontraba frente al cuarto, como alguien tropezaba con la mesa, que estaba frente al espejo, y soltaba unas cuantas maldiciones muy bajo. Edward se incorporo de un salto en la cama y yo lo imite.
- “Uy, ahora si, es hora que me vaya”- dijo apresurando un poco sus movimientos
Me quede sentada en el borde, mientras él intentaba sacudir las arrugas de su camisa, se acercaba a la silla, de la esquina, y se colocaba la chaqueta y la bufanda, realmente parecía que deseara resguardarse del frio, en el exterior, esa imagen me hizo reír.
Se acerco a mi y despeino mis cabellos con su mano, para luego darme un largo beso que casi hace que me cayera de la cama.
- “Nos vemos en un rato amor”- dijo dejándome otro beso que recordar.
- “¿Volverás pronto?”
- “Si, traeré caballerosamente el desayuno”- dijo con una sonrisa de oreja a oreja
- “NO!!, más comida no, por favor”
- “Acuéstate y cierra los ojos, van a abrir la puerta”- fue lo ultimo que escuche, en el cuarto vacio junto a su risa, que seguía flotando en el aire.
Hice lo que Edward me dijo, seguramente Cristy abriría la puerta para ver como estaba, así que me coloque de lado, con uno de mis brazos bajo la almohada, pretendía dormir para el momento en que sentí la luz del pasillo entrar por la puerta, junto al rostro de mi amiga, que se asomaba.
Cuando salió, espere un rato más y me levante, ni siquiera Bi se había levantado de la cama, aun. Me di una rápida miradita al espejo y salí de la habitación. Cristy estaba junto al tope de la cocina, con un vaso de yogurt frente a ella.
- “¡¡¡Amiga te despertaste!!!”
- “Si, la verdad dormí como nunca, creo que estaba muy cansada”- que idea tan absurda.
- “¿No te desperté cierto?”- pregunto repentinamente preocupada
- “Ah… no ¿Por qué?”- la pobre se preocupaba de que su intromisión en mi habitación, halla interrumpido mi sueño ficticio.
- “No, para nada, ni te sentí”
- “Uff que alivio, pensé que te habías levantado por mi culpa, es que abrí la puerta de tu cuarto y también me tropecé en el pasillo y solté unas cuantas palabrotas”- sus mejillas comenzaban a ponerse coloradas.
- “¿Bi no se ha parado?”
- “No, suele dormir hasta como las 10 u 11 am cuando puede, como si eso recuperara el sueño perdido”- dijo bufándose de su hermana.
No dije más nada, no solo porque no sabia que decir sino también porque para mi salvación sonó su celular. Corrió hasta su bolsa para contestarlo, cuando vio el numero, que le marcaba, se quedo con expresión sorprendida, yo tendría que esperar a que contestara para saber quien era, por un momento pensé que era Cris, preguntando que tal iba nuestro fin de semana.
- “¿Aló?- dijo dudando de que fuera real- bien y ¿tu?, ¿Qué tal dormiste?”- hacia las preguntas regulares, como si siguiera algún protocolo.
Yo estaba sentada en un taburete de la cocina, recostada de la encimera. Nada en este mundo me haría dudar de quien era esa voz, tan celestial. Era Edward el que había llamado, al saber que era él, se me quito el interés de escuchar, seguramente le decía algo sobre traer algo, visitarnos o pasar a recogernos, eso me hizo sonreír, definitivamente, lo vería pronto y eso era lo único que me interesaba.
- “Ok, no hay problema… si ella ya se levanto… seguro, descuida… nos vemos”- luego de la corta despedida, colgó su teléfono.
- “¿Era Cris, quería saber como estabas?”- pregunte con falso entusiasmo, aunque sabia que si había hablado con él la noche anterior.
- “No, con él hable anoche, llamo bien tarde pero no me importo la verdad, me alegro el escuchar su voz”- dijo con una amplia sonrisa, las mejillas con un tono subido de rosa y los ojos con un brillo particular.
- “Mmm… excelente”
- “Bueno, Bells, deberías no sé, ir a arreglarte y yo hare lo mismo, para salir cuando Bi se despierte”- era tan mala mentirosa como yo, era obvio que quería que la llegada de Edward fuese una sorpresa y que me encontrara más presentable que con la pijama, de seda que Alice me había empacado, más linda mi amiga.
- “Esta bien”
Camine hacia la habitación donde estaban mis cosas, me senté en la cama unos instantes, sabia que Edward no nos daría menos que una hora, así que, tenia tiempo de sobra para cualquier cosa. Lo que más quería en este momento, además de estar con él otra vez, era hablar con Nessie, solo un rato. Saque el pequeño teléfono plateado de mi cartera, justo cuando lo sostenía en la mano, dispuesta a marcar, empezó a vibrar y para mi maravilla el identificador de llamadas me mostraba que era de mi casa.
- “Hola familia”- dije entusiasmada sin saber con quien hablaba.
- “Hola Bella, hija, ¿Cómo están?- era la voz de la dulce Esme, la que estaba del otro lado de la línea- todo tranquilo, imagino”- ella había suplido de cierto modo el vacio que me había dejado la lejanía con Renée, a ella la veía mucho menos que a Charlie, y cuando necesitaba el cálido abrazo, del abrazo de una madre, Esme estaba para dármelo, junto a todo su cariño.
- “Si Esme, todo marcha a la perfección”- antes de que pudiese decir nada alguien le arrebato el teléfono.
- “BELLA, gracias por lo que me compraste, todos los regalos son hermosos, si que pasaras por una niña rica”- era Alice, hablando súper rápido, dejando sobre mi palabra tras palabra, envueltas en una oleada de risas.
- “Eh??, pero si todavía no he visto nada, que comprarles”- sabia que quería llevar mi auto lleno de regalos pero no tenia ni idea de que.
- “Lo sé- claro que lo sabia- pero cuando los veas lo sabrás”- odiaba que siempre me hiciera la misma treta, poniendo a sufrir, cuando tenia que llevarle algo.
- “¿Me darías una ayudadita?”- suplique
- “No, si te doy una ayudadita no seria un regalo de tu parte, sino algo que te pedí, quiero que sea un regalo- podía sentirla saltar de un lado a otro- ¿puedo hablar con mi mamá?- escuche la voz lejos del auricular- si, si, si. Por cierto Bella, ponte el suéter azul celeste, con los aretes de oro, los jeans oscuros y las botas marrones”
- “MAMÁ- escuche la voz de mi hija y si mi corazón latería habría dado un golpe contra mi pecho- ¿Qué tal N.Y?, tienen que llevarme la próxima vez”
- “Oh, nena, todo bien por aquí, tu papá ya viene en camino, claro que te traeremos, hay tanto que te gustaría ver en esta ciudad y me gustaría que conocieras a la hermana de Cristy, es tan linda, te caería muy bien. ¿Cómo esta todo por allá?”
- “Todo bien mami, los abuelos y mis tíos han dado vueltas por el perímetro, sabes por lo de los tu sabes quien- podía notar que le costaba pensar en el peligro- ay mamá, como quisiera que todo estuviese bien”- dijo con un tono, repentinamente, triste en su voz, odia saberla mal.
- “Nena ¿Qué hablamos? Te dije que no te preocuparas por nada, que nos encargaríamos de todo y todo estaría bien- quizás si lo repetía mucho me lo creería yo también- Cuéntame ¿Qué has hecho con Jake?”- tenia que distraerla y ese parecía el mejor camino.
- “Esta bien- dijo respondiendo a la primera parte de mi comentario anterior, recuperando la compostura- con él todo excelente, ha trabajado tanto en el carro, cuando no esta vigilando, que creo que para cuando termine este fin de semana el carro ya estará andando – en este tipo de conversaciones me daba cuenta de que las emociones de mi hija son tan cambiantes, como las de su padre- y te digo más, hasta la tía Rose se ha paseado por el garaje y ha ayudado en una que otra cosita”
- “Ness, no mientas, eso es malo”- se escucho al fondo la voz de Rose y no pude evitar reír.
- “Bueno nena, me tengo que ir, prometo llegar a casa pronto y te llevare algunas cositas- dije para despedirme de mi hija, esta era de las cosas que más me costaba- pórtate bien”
- “Esta bien mami, saludos a papá, ahora parece que eres tu la que necesita tranquilizarse- dijo entre risitas, había notado la nostalgia en mi voz- y estate pendiente de tu teléfono, de seguro tía Alice estará confirmando tus elecciones de regalos”
- “No dudo en lo más mínimo que sea así, besos a todos, los amo”- para evitar hacer más larga la despedida simplemente colgué el teléfono.
Me dirigí hacia mis maletas y saque de ellas lo que Alice me había indicado, debía reconocer que ella tenia muy buen gusto y que a pesar de lo fastidiosa que podía ser, me hacia en todo momento quedar bien. Volví a sentir la vibración de mi teléfono, antes de tomarlo pensé que era Edward, pero me desilusione al ver que era Alice –no es que ella me moleste, sino que quería hablar con alguien más-.
- “Bella casi es un desastre- dijo entrecortadamente, por un momento me altere y antes de que pudiese decir cualquier cosa ella me interrumpió- el abrigo es el café, con la bufanda berenjena”
- “Casi me matas del susto, ¿no podías decir eso de una forma menos drástica?”- mi voz sonaba molesta.
- “No- dijo cantarinamente- es que te vi salir sin abrigo, la próxima vez seré más prudente”
- “Eres una verdadera molestia”
- “No es verdad, me adoras”- después de eso tranco el teléfono y solo quedo en el aire un bip, bip, bip.
A pesar que había calculado tener bastante tiempo antes de que Edward tocara el intercomunicador, la conversación con la gente de la casa se había llevado casi todo. Corrí al baño a darme una rápida ducha, me encantaba sentir el agua caliente –no se exactamente a que temperatura- correr por mi piel. Salí del trance, que me profería el agua corriendo por mi piel, seque mi cabello con la toalla y me vestí, con velocidad vampírica, solo me tomo unos segundos.
Cuando estuve frente al bolsito, donde Alice había puesto alguna de las joyas que eran solo mías y otras que compartíamos entre todas, me arriesgue a tomar mi propia decisión, habían unos pequeños zarcillos de diamantes, quedarían mejor con el anillo, que me rehusaba a quitarme por lo general. Era el anillo que suplía el de bodas, era obvio que era más que un simple anillo pero no me delataba como lo haría el otro, Edward había pensado, hace ya unos cinco años, que me gustaría llevar alguno para no desprenderme –por lo menos físicamente- de nuestra alianza. La piedra era de una de las joyas de su madre, pero la había desprendido de su sitio original, para mandarla a montar en un aro de platino. Era una joya muy grande, un anillo de platino con un diamante rosado, en forma de corazón, de más de 2 Quilates, pero quien no supiera de joyas pensaría que solo era una imitación de vidrio pintado. Era el único diamante que solía llevar, porque mi pulsera de plata, que tenia un lobo de madera colgando junto a un corazón de diamante, ahora la llevaba Nessie y entre todos los miembros de la familia, se le habían agregado otros dijes de plata y algunas piedras preciosas, que representaban a cada uno –un oso, una estrella y una C, todos de plata; una esfera de cristal, una mariposa con un rubí en las alas, un pequeño pez koi con piedras preciosas y un trébol de tres hojas con esmeraldas-.
A mi teléfono llego un mensaje de texto.
Buena elección B, no había pensado en que no querrías quitarte el anillo y que lo aretes no combinarían. Xoxo AC
Alice Cullen, Alice Hale, Alice, Alice, Alice. Seguramente seguiría viendo en mi futuro, así que, hice una pequeña reverencia a la nada. Ya tenia que salir, no quería que para cuando Edward llegara yo siguiera en la habitación. Mientras me arreglaba, le había escuchado a Cristy pedirle a su hermana que se arreglara y comentarle, el que Edward venia en camino, con algo para comer, que le había pedido permiso para poder llevarnos o acompañarnos a pasear.
Al sentirlas dirigirse de la sala, salí de la habitación, no sin antes darme un rápido vistazo en el espejo, no quería estar muy bonita, pero la imagen de modelo era algo que no se podía cambiar de la inmortalidad.
- “Bella!!!- dijo Bibiana con una sonrisa sincera, que me invitaba a avanzar para sentarme con ellas- ¿Qué tal dormiste?”
- “Muy bien la verdad”- antes de que pudiesen bombardearme con nuevas preguntas sonó el intercomunicador, que se encontraba afuera del edificio.
El dulce aroma en el aire, me delataba quien era y mi cuerpo me lo confirmaba, con una extraña corriente que siempre me recorría con su proximidad.
Cristy se levanto de la alfombra y fue a la bocina, la levanto y simplemente le dio a un botón para permitir que la reja de abajo se abriera, dejando de este modo pasar a la visita. Corrió a mi lado entre brincos y risas –por un momento me recordó tanto a Alice- y le lanzaba miradas a su hermana, como si algún show fuese a comenzar, me recordé que tenia que sacar mi mejor actuación, que tenia que parecer sorprendida de verle.
La puerta sonó solo tres veces. Esta vez fue Bi, quien se movió ante el llamado, yo permanecía de espaldas a la puerta, sentada en el sofá, para cuando oí su voz.
- “Hola, que bueno verte hoy”
- “Hola, bueno me tome la libertad de traer algo de comer… aunque si ya comieron”
- “No todavía no comemos, apenas nos estábamos arreglando”
- “En ese caso espero que les guste los que les traje”- Edward estaba usando su voz más educada, podía sentir el corazón de Bi acelerarse ante tanto encanto.
- “Hola Bella”- dijo aproximándose a mi.
- “Oh… hola Edward- le lance una mirada indescifrable a Cristy ,a la que ella solo respondió con una risita nerviosa. Voltee hacia Edward- imagino que comerás con nosotras, escuche que trajiste el desayuno o algo así, más atento eso de tu parte”
- “De hecho no, tenia mucha hambre, así que comí en el camino, pero quisiera acompañarlas para luego poder salir, sino les molesta”- no sé como contuvo su risa y mucho menos como contuve yo un gruñido, así que, ¿me haría comer sola?, él no pasaría por el mismo mal rato. Esto me lo cobraría en el almuerzo.
Nos sentamos en el pequeño comedor, los cuatro. Intente mantener la mejor expresión que me fuese posible, ante aquel baggel de chocolate, que me tocaba comer, junto a un Mocacchino, que Edward había designado para mi “desayuno”, ver la expresión de cuanto le divertía el saber de mi sacrificio, en su rostro, solo me hacia repetirme una y otra vez que me las cobraría más tarde.
Al terminar de comer dejamos el apartamento, para dirigirnos a la calle de las compras, a pesar del mal trafico, tan típico de la ciudad de New York, fuimos en el Mercedes de Carlisle, eso solo deslumbro más a Bi, sumándole que en todo momento Edward tuvo un especial interés en hacerlas sentir cómodas, siempre cuidaba que su sonrisa no mostrara todos sus dientes y nunca las miraba por mucho tiempo a los ojos, sabia que el que ellas estuviesen tranquilas con nosotros era importante para mi, yo quería a estas humanas.
Paseamos por calles llenas de tiendas donde entrabamos a probarnos ropa y zapatos, veíamos vitrinas, discutiendo que nos quedaría más bonito y que, no superaría esta temporada y quedaría pasado de moda en un par de semanas.
Vi un par de cosas que le podría llevar a alguno de la familia y en esos momentos llegaban mensajes de texto, siempre provenientes del teléfono de Alice que decían cosas como: B, sigue buscando, hay cosas mejores; o, B, vas por buen camino eso le gustaría. Esos mensajes cada tanto me hacían reír.
Llego la hora del almuerzo, para las humanas, y Edward nos guío a un pequeño café, de estilo italiano, ese lugar me recordó en el que comí, por primera vez con él, en Port Angels; solo que era mucho más glamoroso. Nos sentamos en las afueras del local, para poder disfrutar de la vista y los transeúntes.
Ya habíamos ordenado, era imposible que se negara a comer y sabia, por experiencia, que los restaurants como este acostumbran a servir mucha comida, así que, de seguro estaba deseando habernos llevado a un lugar distinto, donde las porciones fuesen pequeñas, eso lo podía ver en sus ojos.

5 comentarios:

k!ra dijo...

me alegra mucho k hayas podido encontrar el seguimiento a la historia =) ... me imagino k esta es como la parte introductoria para lo k viene!! lo lei demasiado trankilo a comparacion de los anteriores ... tengo mucha curiosidad por lo k vaya a desencadenarse!! ...felicidades =) ... ojala pronto subas el XVII ... ia ansio leerlo!! =)

Sara Cullen dijo...

si bueno es una especie de introducion, el proximo capitulo es un poco más corto pero digamos que dara pie a que las cosas malas empiecen a suceder...

k!ra dijo...

Hola Sara_Cullen!!! ... oie me tienen a la expectativa de la publicacion de tu prox. capitulo =) ...

Sara Cullen dijo...

lo siente con un poco de exito lo montare esta semana estoy escribiendo... es que he estado de corre corre con las inscripciones de la Universidad

tefy dijo...

hola!
solo queria decirte que me encanta lo que escribes, en vdd eres muy buena.
una preguntota cuando subiras tu proximo capitulo?
espero pronto!
gracias por continuar con la historia. =D