domingo, 9 de noviembre de 2008

Capitulo XXIV Café con Mamá

Capitulo XXIV Café con Mamá
(POV Bella)

Cuando me pude liberar de las garras de mi cuñada, que se contento con pasar toda la noche probándome infinidad de atuendos, y se convenció a si misma, sin tomar en cuenta mi opinión, de que todavía faltaban muchas cosas por comprar, me dirigí a la casa de la piscina, para darme un rápido baño, cambiarme y salir corriendo al Instituto.
Cuando cruce la puerta, me encontré con Edward, sentado al borde la cama, hojeando uno de mis libros, parecía ser un volumen de los de Jane Austin, cuando me vio de pie, en el marco, lo dejo de lado y se dedico un momento a mirarme.
- “Veo que Alice te dejo salir completa- bromeo luego de un rato de inspección
- “Digamos que si. ¿Qué hacías?”- pregunte señalando hacia el libro
- “Nada, es solo que… no sé, estaba recordando cuando te veía dormir en tu habitación y me preguntaba que era lo que te gustaba, tu color favorito, con que soñabas o cuales eran los títulos de los libros en la cabecera de tu cama”
- “Mmm… eso seguramente era de cuando me espiabas”- dijo con una risita
- “Todos están empeñados en acusarme de eso”
Se levanto y me abrazo. Nos dimos un rápido baño y nos vestimos lo más simple que fuimos capaces. La verdad, yo lo que menos deseaba era pasar largo rato deliberando en que ponerme.
Cuando salimos de la habitación encontramos a Nessie y a Jacob recostados del mesón de la pequeña cocina, este ultimo había improvisado un desayuno para ambos. Edward los saludo, beso la frente de nuestra hija y salio hacia la casa principal para ver si aun seguía de pie.
Me quede con los chicos en la cocina; desde que me había trasformado me era desagradable la comida –humana, que tanto adore en algún momento- y no era amante de tener que ver a la gente comer, pero ese desagrado no aplicaba en cuanto a Nessie, todo en ella me llamaba infinitamente la atención, como para notar cada cambio, por más microscópico que fuese, y ver sus reacciones eran mi gran entretenimiento.
- “Bueno, me parece que hoy pueden ir en el Jeep”- dije de pronto
- “¿No vas a llevar tu carro hoy?”- pregunto Nessie despegando la vista del plato
- “Si, si lo voy a llevar, pero antes de volver hay unas cosas que tengo que hacer, además todavía no estrenan las reparaciones al Jeep, me pareció buena idea de que fueran solos hoy, en el, al Instituto”- ambos me miraban sorprendidos
- “¿Hablas en serio?”- pregunto Jacob, mirando mi rostro y el de Nessie, una y otra vez.
- “Muy enserio- me despegue de la encimera y me encamine a la puerta- ahora apúrense que nos vamos… ah… y tienen que llevara a Cristy a su casa al final de las clases”
Cuando llegue a la casa principal, Emmett estaba siendo correteado por Rose, que le gritaba algo sobre un desastre que había hecho y que esperaba que recogiera de inmediato, no pude evitar reírme con fuerza, ante aquella escena, hasta quedar apoyada del sofá.
Alice y Jasper aparecieron a mi lado, luciendo tan encantadores como siempre, y Garrett y Kate entraron al poco tiempo por la puerta principal riendo, con los cabellos húmedos por el rocío de la mañana en Revere.
En la cocina Seth se estaba preparando el desayuno, no vi a Leah por ningún lado, así que, supuse estaría afuera entre los matorrales, alrededor de la casa, como de costumbre, -después de una década no se acostumbra en lo más mínimo a estar rodeada de nosotros-.
Seth y Edward hablaban entretenidamente sobre autos, siempre parecían tan cómodos uno con el otro y sé bien que no es fingida esa comodidad, sino que es cien por ciento genuina. Edward le había prometido dejarlo dar una vuelta en el nuevo Volvo pronto.
Después de que Emmett fuese victima, de toda la furia de su esposa, cosa que solo consiguió que nos riéramos aun más de su suerte. Salimos a buscar los coches, para ir al Instituto, ya estábamos sobre la hora.
Fui sola en mi pequeño Audi negro, Jacob y Nessie salieron en el Jeep y todos los demás subieron, como siempre, al Volvo.
En el Instituto, las cosas ya no estaban tan tranquilas, todo el ambiente estaba alborotado, gracias a la cercanía del Baile, solo faltaban cuatro días para el que se creía el gran evento - la verdad, dudo que algún día lleguen a gustarme esas cosas-. Los pasillos se encontraban empapelados con afiches con cuentas regresivas, anuncio de donde encontrar los boletos –nosotros ya los teníamos, porque Alice se había encargado de comprarlos- y toda clase de información respecto a los eventos previos.
Disfrute de mis clases en compañía de Edward, ya nos permitíamos darnos pequeños besos y abrazarnos en publico, era obvia la envidia de muchas por mi “nueva” intimidad con él, pero procuraba no prestar demasiada atención de ese tipo de cosas.
Las horas pasaron rápido, no había nada nuevo que apreciar, aunque era muy entretenido ver los ánimos efervescentes en honor a las festividades, muchos naturales y otros encendidos por Jasper, para nuestro deleite.
Ya era hora de salir, cuando mi móvil sonó, en el bolsillo de mis pantalones. No reconocí el numero, pero me di cuenta de que era un numero local.
- “¿Si?”- dije tranquila, al descolgar
- “Bella”- escuche al otro lado de la línea que me llamaban
- “Mamá ¿Dónde estas?”- pregunte emocionada
- “En un café en el pueblo ¿nos veremos hoy?”- pregunto tímida
- “Claro que si, ya había arreglado todo para verte aunque tu no quisieras verme”- le dije bromeando
- “Bella, sabes que siempre quiero verte”
- “Lo sé, voy saliendo para allá”
Tranque el teléfono y lo coloque donde estaba antes, mientras buscaba mis llaves, dirigiéndome al carro.
- “Mmm. Se te ve emocionada hoy”- escuche la voz de Cristy a mis espaldas. Me detuve para hablar con ella un momento.
- “Si, mi madre esta en la ciudad y voy ahora mismo a verme con ella”
- “Genial”
- “Si, Jacob y Nessie te van a alcanzar hoy hasta tu casa”- le dije dando le un beso y acelerando el paso, sin darle tiempo a que dijera nada.
Edward me alcanzo entre la multitud, con muchísima facilidad, tomo de mis manos los cuadernos que sujetaba y con la otra, que tenia libre, entrelazo nuestros dedos. Su suave tacto siempre me encantaba, por poco y olvido porque me estaba yendo sin esperar a nadie.
Llegamos junto a mi auto y me quito también las llaves, para abrirme la puerta del piloto, le sonreí y me beso en la frente.
- “De verdad quieres que todos te vean como el novio perfecto”- le dije mientras me deslizaba por la tapicería del asiento
- “No, solo quiero ser el hombre perfecto para ti”
- “A veces eres tan cursi”- dije riéndome
- “Y a ti bastante que te encanta que sea así- cerro la puerta y se asomo por la ventana- cuídate y salúdame a Renée”
- “Ok”- nos dimos un dulce beso y puse el auto en retroceso
Mientras conducía el auto, mi mente empezó a hilar conversaciones que podría tener con mamá, sabía perfectamente que había cosas que nunca le podría decir, sin importar cuanto tiempo pasara. Ella sabia que todos éramos especiales, sabia la “verdad” sobre Jacob y sus transformaciones, omitiendo, claro esta, la parte de los vampiros; sabia que el casarme con Edward me había cambiado notoriamente, aunque no conocía el como o porque de esos cambios.
Era importante mantenerla segura y no revelar más de lo necesario, al igual que Charlie, ella había decidido simplemente saber de nuestras bocas lo necesario, pero su instinto y amplia imaginación le dejaba saber otras cosas, que para fortuna nuestra nunca buscaría confirmar.
Llegue muy rápido, y sin de darme cuenta, a el pequeño café que ella me había señalada, me senté un momento, inmóvil contemplando el lugar, pensando en lo que tendría que hacer; busque en mi bolso un cuadernillo, le arranque unas cuantas hojas y me dedique a escribir en ellas, con letra fluida, cuatro cartas que le daría a mamá. No me tomo mucho tiempo, a lo sumo solo un par de minutos, las doble, respire profundo y me baje del carro.
Junto al café, había una papelería, entre en ella a toda prisa y compre unos sobres para mis notas, coloque cada una en uno, mientras caminaba, y los selle.
Al entrar en el local vi a mi madre sentada junto a la ventana, me acerque a ella y me deje caer en la silla que esta frente a la suya.
- “Bella, cariño, estas hermosa”- dijo ella al verme
- “Igual que tu mamá”
- “Ni tanto, yo ya estoy algo vieja –dijo mientras reía- ¿Y Edward?¿Y la niña?”
- “Edward tiene cosas que hacer en casa, te manda saludos y Nessie tiene tarea que hacer, así que, se fue a casa con Jacob”
- “Mmm… así que, estamos solas por hoy”
Un camarero se acerco a nosotras y pregunto si deseábamos tomar algo, odiaba hacer sentir incomoda a mi madre cuando ella comía y yo no lo hacia, así que, decidí pedir un par de cafés. El joven se retiro con nuestro pedido y volvimos a quedar solas.
- “¿Qué te ocurre??”- pregunto, repentinamente, Renée
- “Nada”
- “Vamos hija, muchas cosas han cambiado pero eso no quiere decir que ya no te conozca”
- “Es solo que…- dude por un momento sobre lo que había decidido hacer cuando baje del auto- estoy preocupada”- dije con voz estrangulada
- “Me lo puedes contar”- dijo mientras alargaba su mano para tomar la mía
- “Es de las cosas que no te puedo decir mamá”- sus ojos me interrogaron y se nublaron con la preocupación
- “Bella”- dijo preocupada
- “Escúchame- me detuve para ordenar el como le diría lo que tenia que soltarle- sabes que somos distintos, pero eso no evita que te ame con todo lo que soy, al igual que quiero a Phill, a papá, Sue y el pequeño Andy”
- “Hija me estas asustando”
- “Quiero…”
No puede continuar porque se acerco el camarero con nuestros cafés, Renée olio el suyo como para calmarse y dio un pequeño sorbo, el hecho de que estuviese concentrada en su bebida me salvo de tener que dar yo también un sorbo a mi taza.
Respire hondo y me dispuse a continuar, antes de que alguien más nos interrumpiera.
- “Quiero que sepas que pase lo que pase, fue así porque no teníamos otra opción- dije aquello pensando en una posible muerte- quiero que seas feliz, que sean felices, que nunca dudes de que has sido la mejor madre que he podido tener y que gracias a ti, a lo que me enseñaste, lo he sido yo también para Nessie. Si llegara a quedar sola, me tienes que prometer que estarás allí para ella…”- sentí el agarre a mi mano apretarse
- “Isabella, ¿Qué esta pasando?”- dijo con un repentino tono serio
- “No lo puedo decir de verdad, solo seria peor así, pero cree en lo que estoy diciendo. Queremos creer que todo estará bien ¿ok?, pero eso no evita que puedan salir mal las cosas, Renée necesito que si algo nos pasara a Edward, a mi o tal vez a ambos, entregues estos y leas el tuyo, no lo hagas antes, uno es para ti, otro para papá, uno para Nessie y este ultimo para Jacob- dije mientras le extendía las cartas que había escrito apresuradamente en el auto- piensa que si no pasa nada me las puedes devolver, espero que así sea.”- veía como sus ojos empezaban a brillar por las lagrimas que amenazaban con salir.
- “Tu prométeme que podré devolvértelos”
- “Otras cosas estarán arregladas en un par de días, como cuentas bancarias y eso – proseguí ignorando su comentario anterior- nadie puede saber que tu tienes estos sobres, ni siquiera Edward sabe que los he escrito”
- “Sabes perfectamente que mañana vuelvo a Jacksonville”
- “Lo sé y te prohíbo que retrases tu viaje, es mejor que estés lejos si algo pasa, así es más seguro”- en ese momento pensaba en que le pudiera pasar algo por estar cerca, para mi fortuna no tenia que preocuparme por Charlie, porque él había vuelto con Sue a Forks, antes de que saliéramos de compras, por los vestidos del Baile.
Nuestro pequeño encuentro continuo casi sin que nos dirigiésemos palabra alguna, mamá veía por la ventana y luego examinaba mi rostro, yo jugaba con el asa de mi taza, huyendo de sus ojos, que derrumbarían mi fachada.
Pedimos la cuenta y cuando el joven, que nos había atendido durante todo el rato, la trajo, deslice un billete en la carterilla sin ni siquiera ver cuanto era –pagar era algo que podía hacer solo si Edward no estaba conmigo-, mamá me miro dispuesta a comentar algo sobre mi manera de pagar, pero no dijo nada; me levante y se levanto conmigo.
- “Señorita su cambio”- dijo el joven camarero
- “Tranquilo, déjalo así”- dije y salí hacia mi auto
Renée caminaba muy cerca de mi pero seguía sin decir nada. La mire, buscando un rastro de comprensión en sus ojos, como si quisiera que con solo mirarme entendiera que había algo más grande que yo, y que ya mi destino o el de mi familia no estaba en mis manos, que solo nos tocaba ver como salían las cartas.
Le ofrecí llevarla, pero me dijo que deseaba caminar, antes de que me pudiera despedir me abrazo, se guindo a mi cuello y acaricio mi cabello, fue un abrazo eterno, tan acogedor y reconfortantes como los que me solía dar cuando vivíamos juntas y yo llegaba triste a casa por algún motivo, en esos momentos ella parecía la madre.
Se separo para verme a los ojos, tomo mi rostro entre sus manos y beso mis mejillas.
- “Mi niña, solo quiero que sepas que te adoro, que siempre serás mi bebe pase lo que pase”- por sus mejillas rodaban las lagrimas
No dijimos más nada y cada quien tomo su camino, acelere en la calzada con el infinito deseo de estar con Edward.

2 comentarios:

Sara Cullen dijo...

Y nadie dice nada de este??? se ha modificado un poco la cosa... ni este ni el cap siguiente estaban en mis planes y el anterior a este era mucho mas largo (pretendia poner un poco de todo para caer directo al ataque) pero me parecio importante explicar paso a paso algunas cosas...

Anónimo dijo...

waaaa
me encanto este!
me hizo llorar!
muy bueno me encanta kmo escribes!!